Historia regional y local del Valle del Tuy

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Tácata: Una aproximación a las tierras Quiriquires

Por: Manuel Almeida Rodríguez

      El pueblo de Tácata nació entre leyendas de heroísmo real maravilloso. Según Adolfo Salazar Quijada el nombre de este poblado altomirandino es una voz Caribe que significa “Lugar Bosque adentro”. También se alude el origen a una onomatopeya: Ta-Ca-Ta, originada por el imaginario popular que la denomina hoy: El pueblo de los tres golpes. Esta localidad, perteneciente hoy al municipio Guaicaipuro, tiene también una tradición geohistórica ligada a los Valles del Tuy pues su centro se encuentra entre los Ríos Tuy y Guare.

comunidad-caribe-venezolana

      Antes de la conquista la población estaba compuesta por algunos grupos Teques y principalmente por los pueblos Quiriquires. Esta región que hoy conocemos como Valles del Tuy era llamada Súcuta por los originarios y luego fue nombrada Salamanca por los conquistadores que incursionaron en este territorio en la década de los 70 del siglo XVI. Las primeras incursiones fueron protagonizadas por Gabriel Ávila en 1573, luego Francisco Infante y Francisco Carrizo y posteriormente la labor sería encomendada a Garci–González de Silva que junto a 30 hombres realizó varias expediciones por el territorio y confrontó a Conopoima y Acaprapocon, principales Teques aun en resistencia a los que el español logró doblegar solo después del secuestro de sus chozas, sus mujeres y sus hijos.

luchas en la conquista

      Los Quiriquires son mencionados desde 1574 en los relatos de la conquista y son descritos como aguerridos y muy bien organizados en los que se realza lo real maravilloso de en las historias que perviven hoy, como por ejemplo un encuentro mítico entre Yoraco, Héroe mítico oriundo de Tácata, de gran valor y capacidad de combate y Garci-González de Silva, conquistador descrito de forma enamorada por José de Oviedo y Baños como poseedor de sorprendentes capacidades de combate que rayaban en lo sobrehumano. Ambos hombres se enfrentaron en combate singular de leyenda que terminó con la muerte del quiriquire. Se dice que el nativo poseía además un collar de cuentas coloradas que impedían mágicamente su sangramiento y al fallecer este artefacto fue tomado por el conquistador, que según dice la leyenda lo cedió al Rey Felipe II. Este combate aún pervive en el imaginario de los tacateños.

Colección de estampillas Caciques de Venezuela (Circulación 9101998) con la obra de la artista Primi ManteignaColección de estampillas Caciques de Venezuela, (Circulación 9/10/1998) con la obra de la artista Primi Manteigna. 

      La Fase inicial de la conquista culminó con la confrontación entre Garci-González de Silva y Parayauta, muy cercano a Yoraco que no logró detener el avance de Silva y fue derrotado; sin embargo, Silva le perdonó la vida y le liberó acordando la paz con su grupo. Al culminar las confrontaciones se instaló una encomienda que quedó en manos del propio González de Silva y su pariente Francisco Infante.

      El lugar fue bautizado como San Joseph de Tácata consolidando así la presencia del conquistador y los inicios de la pacificación del resto de los pueblos, cosa que tardaría un tiempo más.

Artículo publicado originalmente en el blog: rielesyneblinas.wordpress.com.

De la fecha de antigüedad de Cúa

Por: Iván López Calero

         El 18 de Octubre de 1690 es la fecha, que en sus apuntes tomó del documento más antiguo de los registros del pueblo de Cúa, el Obispo Mariano Martí Estadella, y lo refirió en su Libro Personal, como el documento que señala la antigüedad de esta población, esto debido a la falta de un documento de creación del pueblo o un Acta de Fundación del mismo; El Obispo Martí lo dejó escrito justo de la forma siguiente:

El Libro parroquial más antiguo es de bautismos, y su primera partida de 18 de Octubre de 1690, firmada por don Pedro de Salas, que se titula Capellán de estos Valles del Tuy. (pág. 577)

          Esto lo hizo el Obispo Mariano Martí en el marco de su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas, realizada a toda Venezuela entre los años de 1771 a 1784, su llegada a la población de Marín o Cúa, se materializó el día 02 de junio de 1783 a las 08 y 30 de la mañana y estuvo por espacio de 05 días en la población, saliendo de ésta, el día 07 de junio de 1783 con rumbo a la Sabana de Ocumare, a las seis de la Mañana.

Obispo Mariano Martí EstadellaObispo Mariano Martí Estadella, imagen tomada de  https://algunasfamilias.wordpress.com

           Al revisar los apuntes realizados por el Obispo Martí, como producto de esa visita, podemos observar, que él mismo se preocupó por el documento fundacional de la población, y es que, además ya lo había hecho el obispo Diego Antonio Diez de Madroñero y así lo anotó en sus notas el Obispo Martí:

… y otra de 1° de noviembre de 1762, que personalmente hizo el señor Madroñero, siendo Cura de esta parroquia don Ángel Francisco Amaya, quien de mandato de dicho señor Madroñero certificó en el libro de gobierno que en la erección de este Curato se havían señalado 250 pesos para congrua y oblata, repartidos entre los hazendados según el número de esclavos, y que assí ha estado en uso, práctica y costumbre, pero que no se encuentra el documento de erección. (Pág. 577).

        Al no encontrarlo, el Obispo Madroñero optó por buscar el documento más antiguo registrado en los libros de la iglesia (ya que era en la iglesia donde se registraban, los nacimientos, muertes, bodas, compras y ventas de terrenos, etc.) y tomar así la fecha de ese documento, como la fecha referencial de la antigüedad de Cúa, la cual fue el 18 de Octubre de 1690.

Portada del Libro personal de la Visita Pastoral a la Diocesis de Caracas realizado por el Obispo Mariano MartiPortada del Libro personal de la Visita Pastoral a la Diócesis de Caracas realizado por el Obispo Mariano Martí, imagen tomada de  https://algunasfamilias.wordpress.com

          Y es que, esta fecha debe ser muy bien aclarada, debido a que desde hace algo más de 50 años se viene celebrando en esta población, como fecha de fundación o antigüedad de la población, el 06 de octubre y no el 18 de octubre, que es la fecha señalada desde hace más de 200 años, desconocemos el porqué de esta situación, pero lo que hemos investigado en los libros de actas del Concejo Municipal de Urdaneta, nos lleva a plantear la hipótesis siguiente, que debido a la celebración del patronato de Cúa de “Nuestra Señora del Rosario” la cual corresponde al día 07 de octubre, se daba como fechas de júbilo en las haciendas, empresas e instituciones educativas, entre otras, el día 06  de octubre, es decir el día antes, luego algunos investigadores, dieron esa fecha de 06, como la fecha de fundación del pueblo y se creó el error.

          Así tenemos entonces que el 18 de octubre de 1690 es la fecha referencial asumida de la antigüedad de Cúa, desde mediados del siglo XVIII por el Obispo Don Diego Diez de Madroñero, avalada por el Obispo Martí en 1783 y ratificada posteriormente por los diversos investigadores e historiadores de Cúa, como lo son: el Cronista Emérito Adolfo Angulo Pérez y publicada en su obra “A 307 años de la fundación de Cúa (1690 – 1997) del año 1997, El Cronista Emérito Manuel Vicente Monasterios en su obra “Crónicas de Cúa”, publicado el año de 2012, el investigador Jesús M. Reverón B. en su obra “Hurgando en el pasado histórico de Cúa, mi pueblo adoptivo”. Publicado el año de 2012.  Quienes se han esmerado en tratar de corregir el error.

     Por tanto la fecha oficial que debe asumirse como la fecha de referencia de la antigüedad del pueblo de Cúa, es la que corresponde al 18 de Octubre de 1690.

Fuentes consultadas:

  • Archivos de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Cúa.
  • Archivos libros de actas del Concejo del Municipio Urdaneta.
  • Fuentes González, Rafael María. “Historia de todos los tiempos, Pedacitos Históricos de Cúa”. Cúa, Edo Miranda, Fundación María Teresa Manzo de Angelino, 2001, 40 pp.
  • Macpherson, Telasco, “Diccionario del Estado Miranda. Histórico, Geográfico, Estadístico y Biográfico”. Los Teques, Gobernación de Miranda, 1973. 556 pp.
  • Martí, Obispo Mariano. “Documentos Relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas”. (1771-1784). Caracas, Academia Nacional de la Historia, Imprenta Torino, Tomo II, Libro personal, 1998. 746 pp.
  • Monasterios Gómez, Manuel, “Crónicas de Cúa”, Editorial Francisco de Miranda, Los Teques, Venezuela, 2012, 456 pp.
  • Pérez, Adolfo Angulo. 1690. “Homenaje a Cúa en el 285 aniversario de su fundación”. 1975, Caracas, Tipografía El Rincón, s.r.l., Concejo del Distrito Urdaneta, Cúa, 1975, 52 pp.
  • Pérez, Adolfo Angulo. “A 307 años de la fundación de Cúa, (1690 – 1997)”. Cúa. Fundación María Teresa Manzo de Angelino, 1997, 12 pp.
  • Reverón Blanco, Jesús Manuel. “Hurgando en el pasado histórico de Cúa, mi pueblo adoptivo”. Los Teques, Venezuela, Fundación Fondo editorial Simón Rodríguez, 2012, 160 pp.

HISTORIA DE LA MÚSICA CORAL EN SANTA TERESA DEL TUY

Por: Isaac Morales.

     El primer pueblo de los Valles del Tuy en tener un orfeón o agrupación coral fue precisamente Santa Teresa, en 1960. El 28 de mayo de ese año un grupo jóvenes encabezados por Pastora Ríos, Gisela Alcalá, Gilberto Alcalá, Santiago Gudiño, Libia Méndez, Matilde González y sus hermanos, los hermanos Mejías, entre otros, habían decidido contactar al destacado músico y coralista venezolano Pedro Liendo para fundar, ese día, el Orfeón Santa Teresa, con sede en el Club Social Cultural, hoy Casa Municipal de la Cultura “Juan España”. Los primeros dos años fueron principalmente de preparación y llegaron a presentarse varias veces en actos culturales en el pueblo recibiendo gran ovación. En 1962 el maestro Pedro Liendo debió abandonar el orfeón. Ese año toma la dirección el maestro Hugo Corsetti, y en 1963 tomó la dirección el talentoso profesor Juan Bautista Medina, pero en 1964 entraron en un largo receso, hasta reunirse en veinticinco años después, en 1989. Como homenaje a su primer director, el Orfeón Santa Teresa cambió su nombre a Orfeón “Pedro Liendo”.

     Una persona que recién regresaba después de largos años de ausencia en la población, Pedro Gerardo Suárez, llegó con la intención de formar otro coro, y para ello convocó al antiguo “Pedro Liendo”, así como a otras personas. Sin embargo, cuentan los integrantes del “Pedro Liendo” que tuvieron graves diferencias con Suárez, así que este los expulsó del coro y creó una agrupación llamada Orfeón “Luis Laguna”. Fue una dura experiencia para el “Pedro Liendo”, quienes decidieron seguir intentando revitalizar su histórica labor cultural, y lo lograron en 1990 con la profesora Carmen Omaira Piñango, con quien trabajaron exitosamente durante cuatro años. Este fue sólo el inicio de un largo andar en la historia de la música coral tereseña, que tendrá, aún hasta hoy, a la extensa familia de los Mejías, siempre a la vanguardia del canto coral en la población. En 1994 regresa el profesor Juan Bautista Medina por un breve tiempo, le organizan un memorable homenaje, pero luego él les deja bajo su recomendación al joven destacado director coral Cristian Malvar, quien le dio un estilo peculiar al histórico orfeón, enfocándolo principalmente en la interpretación de música sacra.

     También en esa época entró toda una nueva generación de coralistas al “Pedro Liendo” incluyendo los descendientes de las familias Mejías y González. Entre los integrantes del histórico Orfeón “Pedro Liendo”, destacaron Rosa Rodríguez de Solórzano, Edmundo González, Marcos González, Neftalí Taborda, Olga Santaella, William Ramos Morales, Julio López, Alfredo Mejías, Pedro “Perucho” Siso, Dilia Palacios. También en varias oportunidades compartieron tarima con el Polifónico “Santa Lucía”, de esa vecina población, fundado por el profesor Julián Lares en 1962.

Orfeón Santa Teresa, 1960 en Televisora NacionalOrfeón “Santa Teresa”, en la Televisora Nacional Canal 5, en 1960.

     No fue sino hasta 1985 que surgió una segunda agrupación coral, cuando se reunieron para un quinteto vocal-instrumental Yrene Fernández, Fidel García, Wilfredo Morales, Miguel Aybar y Elibel de Aybar. Cabe destacar que Yrene Fernández llegará a convertirse en una de las principales figuras del canto coral tereseño, proviniendo del Movimiento Coral del estado Aragua de los años setenta, y de la Cantoría “Antonio Estévez” de la CANTV Caracas, prestigiosamente dirigida por el maestro Juan Carlos Núñez, llegando a participar en montajes tan importantes como la Cantata Criolla y el Mesías de Häendel, trayendo así toda su experiencia como soprano a la población. Sin embargo el grupo tuvo poca trayectoria, pues en 1987, con el apoyo del profesor Gustavo Solórzano, siempre activador cultural de la población, y la organización de la misma Yrene Fernández junto a Fidel García, José Zammataro, Maigualida Trujillo, Robert Ramos y Lucía García, entre otros, fundan la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy”, bajo la dirección del entonces joven destacado músico caraqueño Pedro Antonio Silva, ensayando en las instalaciones de la Prefectura, espacio hoy destruido e inundado de contaminación, diagonal a la Casa Parroquial. Por aquella época el Orfeón “Pedro Liendo” se hallaba inactivo por el exceso de ocupaciones de su director, que era aún Medina. Sin embargo, fue precisamente la fundación y promoción de la Coral Municipal, lo que motivó a aquellos viejos integrantes a reunirse para reactivar el primer orfeón tereseño.

     Mientras tanto, la Coral Municipal tuvo una muy activa vida durante más de una década. En 1989, su dirección pasó a manos del destacado músico, también caraqueña, Abigaíl Gutiérrez. Ensayaron en diferentes sedes, tales como el Preescolar “Blancanieves”, en el Colegio “Padre Manuel Cañizares”, en la Escuela Básica “Juan Román Valecillos”, en el Club de Leones, en el liceo “José Leonardo Chirino” y finalmente, gracias al sempiterno apoyo de Gustavo Solórzano, se establecieron desde 1996 definitivamente en el Centro de Animación Cultural “Federico Bello Klye” adscrito al CONAC, sede coordinada entonces por él, hoy sede municipal del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Desde 1991-‘92, la dirección de la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy” había pasado a manos de quien sería su más importante y reconocido director, el talentoso músico tereseño Ángel Luis González, que venía de ser tenor en la misma coral. Bajo su dirección la Coral Municipal participó en múltiples conciertos en varios estados del país y en la capital, y por supuesto  en  varias  poblaciones del estado Miranda. 

     En diciembre de 1993 se llevó a cabo en la población el que tal vez haya sido el evento más importante en la historia de la música coral tereseña. La Coral Municipal y el “Pedro Liendo (el Orfeón “Luis Laguna” no quiso participar) se reunieron para presentar en la iglesia de Santa Teresa del Tuy la «Misa solemne» del reconocido músico cueño Evencio Castellanos, una pieza coral sacra de aproximadamente dos horas acompañada del ritual común de la misa católica. Esta obra quedó grabada en la memoria de todos los músicos de la población puesto que fue un evento sin precedentes, cautivando a un público numeroso durante varias presentaciones. Ambas corales también participaron juntos en el montaje de la «Misa Pontificalis» junto al Coro del Congreso Nacional, dirigidas las agrupaciones por Octavia Issac, así como en el montaje de las obras maestras de la música sacra «Ave verum corpus y Panis angelicus».

     En 1996 la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy” grabó un disco compacto promocional en el antiguo estudio del famoso músico Gerauld Sánchez, que quedaba en el sector El Paují de San Francisco de Yare. En 1998 Ángel Luis González dejó la dirección de la Coral Municipal por razones personales y tomó la dirección el destacado director Luis Barrios. Hay que mencionar que Ángel Luis González se ha destacado más recientemente como directivo del Sistema Nacional de Orquestas en los diferentes núcleos de los municipios tuyeros. Por aquella época, finales de los noventa, por razones que aún se desconocen, la alcaldía del Municipio Independencia le quitó el subsidio tanto a la Coral Municipal como al “Pedro Liendo” y sólo permaneció subsidiado el desde entonces Orfeón Municipal “Luis Laguna”. Al cabo de un tiempo, el director Cristian Malvar, luego de organizar el concierto homenaje a Juan Bautista Medina, debió abandonar el Orfeón “Pedro Liendo”, agrupación coral que, ya entrado el siglo XXI, quedó en inactividad total, pero pasando a la historia con un récord de miles de presentaciones a lo largo de cuarenta años de loable trayectoria.

Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy”. 1993 apróx.Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy”. 1993 apróx.

     A mediados de la década de los noventa surge, bajo la dirección del luciteño Julián Lares, la Coral de la Empresa Hermo de Santa Teresa del Tuy, que más adelante pasaría a ser dirigida por la importante músico ocumareña Carmen Omaira Piñango.

     Algunos de los integrantes de la segunda generación del “Pedro Liendo” ingresaron entre 2000 y 2001 a la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy”, aún bajo la dirección de Luis Barrios, quien para 2002 debió abandonar la dirección.

     También a mediados de los noventa se inician, bajo la dirección de esa gran músico “uruguayo-tereseña” Mabel González, los Niños Cantores de Santa Teresa, hoy día bajo la dirección de Pedro Gerardo Suárez. Bajo la dirección de la profesora y pianista Mabel González (hoy también profesora en el Sistema Nacional de Orquestas Núcleo Santa Teresa), iniciaría su larga y exitosísima trayectoria en el canto, el joven Hernán Alcalá, quien se destacaría luego tanto como solista como coralista y recientemente como tal vez el mejor director coral que ha dado nuestra población, debido a su formación ya internacional y sus grandes éxitos artísticos en el área del canto y de la dirección coral, dejando en alto en varios países del mundo no sólo a nuestra población, sino también a nuestro país.

    Otra agrupación coral tereseña surgida a mediados de los noventa, fue la Coral de “Elecentro” (la compañía de electricidad), bajo la dirección de Ángel Luis González, y teniendo como uno de sus principales integrantes, por trabajar allí, al destacado tenor coral tereseño Robert Ramos, de la Coral Municipal. Además, durante algún tiempo existió a finales de esa década la Coral de la Casa Parroquial, dirigida por Regina Delgado, hermana de un exintegrante de la Coral Municipal, Bartolomé Delgado.

   Entre aquellos integrantes de la Coral Municipal “Santa Teresa”, durante los noventas, destacaron Yelitza Ramos, Yolibel Corrales, Maribel Corrales, Bartolomé Delgado, Hernán Alcalá, Néstor Fernández, Iván Espinoza, Isaac Morales, las hermanas Blanco (Mirna, Luisa, Lisbeth), así como los fundadores ya nombrados. Igualmente, entre los integrantes del “Pedro Liendo” de la segunda generación destacaron Astrid Solórzano, Rafael Mejías, Rafael Mejías Jr., Eliana Mejías, Engels Siso, Stalin Siso…

    Durante estos años, el Orfeón Municipal “Luis Laguna” tuvo alguna actividad con presentaciones en los municipios del Tuy, con recordados integrantes como  Betty Montagnoni, el señor Ramiro, Yolanda de Niño, la joven Maoli, entre otros.

  En 2002, la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy” volvió a quedar sin director, mientras la familia Mejías se había conformado como la Coral de los Mejías. Asumió entonces la dirección de la Coral Municipal el talentoso joven tenor Hernán Alcalá. Ese mismo año, Hernán Alcalá propone fundir la Coral Municipal con la Coral de los Mejías, y así nace la Agrupación Coral “Tetracordium”. 

Agrupación Coral Tetracordium. Casa Municipal de la Cultura “Juan España”, 2008.Agrupación Coral Tetracordium. Casa Municipal de la Cultura “Juan España”, 2008.

     Tetracordium ensaya con nuevo estilo, a la vanguardia de la música coral mundial y llega a ganar, en 2003, el Certamen Mayor de las Artes y Letras Capítulo Canto Coral, organizado por el Ministerio de la Cultura, a nivel del Estado Miranda, representando a todo el estado ante el certamen nacional. “Tetracordium” ha representado al municipio en varias partes del país, con un éxito rotundo. Sin embargo, Hernán Alcalá deberá abandonar el coro en 2007 por sus estudios musicales en el exterior. En 2008, por un breve período Ángel Luis González dirige este coro, pero actualmente, en 2009, ha asumido la dirección, provisionalmente, un también viejo integrante de la Coral Municipal, Iván Espinoza. También han recibido prácticas de canto con el talentoso percusionista tereseño Gustavo Domínguez.

    El nuevo rostro del canto coral tereseño, Tetracordium, está formado con lo mejor de las tres más grandes agrupaciones corales antiguas del pueblo: el Orfeón “Pedro Liendo”, la Coral de los Mejías y la Coral Municipal “Santa Teresa del Tuy”, siendo los embajadores musicales del Municipio Independencia ante toda Venezuela. Entre sus integrantes destacan: Yrene Fernández, Isabel

   Mejías, Eliana Mejías, Carmen Valdez, Lucía García, Rafael Mejías, Stalin Siso, Rafael Mejías Jr., Engels Siso, Robert Ramos, Pedro “Perucho” Siso, entre otros.

Fuentes Consultadas:

Para esta investigación se entrevistó a las siguientes personas: Rosa Rodríguez de Solórzano, Yrene Fernández, Alfredo Mejías, Pedro “Perucho” Siso, Robert Ramos, Lucía García, Engels Siso, Stalin Siso.

PARA ESBOZAR UNA HISTORIA DE LA LITERATURA TUYERA.

Por: Isaac Morales Fernández.

     La literatura tuyera, es decir, la literatura escrita por autores no solo nacidos o residenciados en la región mirandina de los Valles del Tuy, sino que también reflejan en sus obras cierto arraigo tuyero, comienza a gestarse solo a partir de finales del siglo XIX, y es con Francisco Tosta García (Charallave, 1846-1921), con quien podemos comenzar a hablar de literatura tuyera, y más específicamente, de narrativa tuyera, pues Tosta García, como es sabido, fue esencialmente novelista. Antes de él, escasos autores y artículos de costumbres, vieron a los Valles del Tuy solo como una más o menos relevante referencia geográfica para historiadores del proceso independentista y, más atrás en el tiempo, misioneros de la época colonial, a excepción solamente de Manuel Vicente Romero García, cuya novela Peonía, por cierto inauguradora del ciclo de la novela nacional y costumbrista venezolana, ve al Tuy como referente para la escritura creativa. En ese sentido, conviene avisar al lector que no nos referiremos acá a quienes destacaron más como cronistas que como creadores.

Peonía de Manuel Vicente Romero GarcíaNovela Peonía de Manuel Vicente Romero García.

     El proceso de desarrollo de la literatura tuyera fue irregular hasta bien entrado el siglo XX. Entendemos por un proceso “regular” de desarrollo literario cuando existen varios aspectos: el primero de todos es lo que el teórico francés Roland Barthes llama la logosfera, o lo que llamamos popularmente el “mundillo literario”, es decir, el conglomerado de escritores, obras publicadas de importancia, movimientos literarios transformadores y eventos realizados a nivel regional que dan vida a la literatura como quehacer cultural común de un pueblo o de un conjunto de pueblos, como el Tuy, identificados como unidad geográfico-cultural. Acá jamás existió una logosfera hasta mediados del siglo XX, cuando algunos escritores comienzan a hacer literatura en y para el Tuy. A principios del siglo XX vemos hermosas islas, como lo fueron precisamente algunas de las últimas novelas de Tosta García, todas con referencias afectuosas al Tuy, o la obra poética de Juan España Delgado (Cúa, 1878 – Caracas, 1950), reunida toda en un único libro de 1926 titulado Mi tierra.

Francisco Tosta García, Imagen tomada del Cojo Ilustrado Nº 69 del 1 de Noviembre de 1894Francisco Tosta García, Imagen tomada del Cojo Ilustrado Nº 69 del 1 de Noviembre de 1894.

     También podemos nombrar a Ramón Rodríguez Lugo (Cúa, 1895-1959), quien llegó a ser presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, aunque no publicó libros. Pero luego de España Delgado pasarán años para que comience a formarse una logosfera tuyera. Miguel García Mackle (Cúa, 1927), octogenario aún, es quien inicia esta labor, sin caer tampoco en la tentación del regionalismo estricto. 

Miguel García MackleMiguel García Mackle, en la Casa de Ezequiel Zamora, Cúa, Foto de Iván López, año 2010.

     Es precisamente durante los años 50 y 60 que comienza a surgir un grupo de intelectuales y escritores de los pueblos tuyeros y comienzan a darle voz a la región, a veces, dadas las circunstancias históricas, desde fuera del Tuy, pero sin perder su raíz identitaria. José Rafael Palacios (Cúa, 1917-1990, aunque su obra fue publicada hacia el final de su vida) Metodio Aurely (Santa Teresa, 1933-2009), Cipriano Alberto Moreno (Ocumare, 1935 – aunque su obra no alcanzó ser publicada sino hasta el siglo XXI), y Elsa Morales (Santa Teresa, 1943-2007), son también parte de esta logosfera tuyera, como escritores propiamente dichos; pues no podemos dejar por fuera el gran auge de la literatura oral (la declamación en fórmula de décima, principalmente). Allí tenemos a Juan Alberto Paz (Cúa, 1916, nonagenario), Gumersindo Palma (Yare, 1930-2012), Simón Castro (Charallave, 1932, octogenario), los mismos Metodio Aurely y Cipriano Alberto Moreno, así como Francisco Cádiz (Yare, 1943) y el poeta de origen italiano Domingo Barile Marmo (1947), criado en Charallave desde su niñez.

Metodio AurelyMetodio Aurely.

     Sin embargo, de la literatura tuyera, es una historia que aún hay que rescatar y en la que falta mucho por investigar, pues no abundan los documentos ni las referencias foráneas.

Estación Santa Lucía del Ferrocarril Central de Venezuela.

Por: Iván López

     Hace poco revisando el libro “Ferrocarriles en Venezuela (historia complicada)” publicado por el Instituto de Ferrocarriles del Estado el año de 2006,  con intenciones de encontrar alguna anécdota, comentario, imagen u otro referente para las investigaciones sobre las estaciones del Ferrocarril Central de Venezuela al Valle del Tuy, nos topamos con unas imágenes interesantes, pero igual de resaltantes son las palabras halladas en el prólogo, y que llaman mucho la atención, es tal vez,  porque comulgan con la visión trazada o que sentimos en nuestra búsqueda hacia la historia del Valle del Tuy, esas palabras son las del presidente del IAFE para ese año, Ángel García Ontiveros:

“Nos propusimos auspiciar cuanto permitiese atender y recoger las voces, lecturas e informaciones aprovechables, pero dispersas, con las cuales reconstruir nuestra historia ferroviaria. La de aquellos momentos esplendorosos del último tercio del siglo XIX.

 … Así lo siento debido al convencimiento de que contribuir a cubrir la carencia de textos de divulgación histórica e informativa que le permita a nuestro pueblo conocerse mejor, iguala la trascendencia de poner en circulación trenes modernos…”

    Desde Tucuy.wordpress.com compartimos este sentimiento de tomar y recoger las voces, lecturas, imágenes gráficas y toda información aprovechable del Valle del Tuy, que además sabemos muy, pero muy dispersa, para así reconstruir nuestra historia regional y local con bases un poco más solidas, no pretendiendo ser dueños de la verdad o imponer una verdad, sino compilarla, sistematizarla y difundirla a las actuales y nuevas generaciones y ser un punto de partida, o un referente para investigaciones más profundas.

      De este libro del IAFE se han tomado dos (02) fotografías que se presentan a ustedes con la intención de describir los rasgos de la ya lamentablemente desaparecida Estación Santa Lucía del FCV, en ese afán de mostrar a través de las imágenes gráficas, la historia o la crónica de los Valles del Tuy, legando y resaltando a las generaciones actuales y futuras lo que fue la existencia de esta importante vía férrea, hoy desaparecida casi en su totalidad. (más…)

Guatopo: Yacimientos de Oro y la Conquista.

Por: Sixto Laya Gimón.

INTRODUCCIÓN:

     En las crónicas de la conquista y colonización del territorio de la otrora Provincia de Venezuela, se nos presenta una concisa visión de cómo el oro (Aurum del latín y Aurós del griego) se transformó en argumento incitador para la conquista y los descubrimientos.  El principal objetivo de los primeros  invasores europeos, era la localización y rápida explotación de minas de oro y plata  que pudieran estar ubicadas en los inexplorados territorios  de la costa septentrional de Suramérica, conocida  para ese entonces como “Tierra Firme”. En el presente estudio, daremos una rápida mirada a las aventuras de los primeros  europeos “buscadores de oro”, en la región centro norte costera de la naciente Provincia de Venezuela, donde geopolíticamente están enclavadas las subregiones del Tuy y la del Orituco, refiriéndonos muy especialmente  al territorio que hoy ocupa el Parque Nacional Guatopo, como lo veremos más delante.

Cuenca del Caribe.Cuenca del Caribe. FUENTE: Elaborado por el autor en base al análisis documental consultado.

ANTECEDENTES:

     La incorporación de las “Indias Occidentales” a la Real Corona de Castilla fue proclamada por Carlos V, en 1519: “Por donación de la Santa Sede Apostólica y otros legítimos títulos somos Señor de las Indias Occidentales, Islas y Tierra Firma del Mar Océano, descubiertas y por descubrir; y están incorporadas en nuestra Real Corona de Castilla” [Recopilación de las Leyes de Indias (1680): Libro III, Ley I].  El Rey “Carlos I de España” (1516 -1556), fue el primero que unió en su persona las coronas de Castilla, Aragón y Navarra, ostentando luego en 1520, el titulo de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como “Carlos V de Alemania”, y se le apodó “El César Carlos”. 

Detalle de Carlos V y su escudo de armasDetalle de Carlos V  y su escudo de armas.

     El Emperador Carlos V mediante una “Capitulación” firmada en  Madrid el 27 de marzo de 1528, arrienda temporalmente la Provincia de Venezuela a los Welser o Belzares, familia de banqueros alemanes de Augsburgo, con los que el Rey había contraído fuertes deudas. En pago, les fue concedido un contrato para conquistar y colonizar el territorio de la costa noroccidental de al actual Venezuela, que se conocería como el «País de los Welser» (que los alemanes denominaron “Klein-Venedig”: Pequeña Venecia), convirtiéndose en una de las primeras gobernaciones alemanas en América. Quedaba así constituida la Provincia de Venezuela, cuyo límite occidental estaba situado en el Cabo de la Vela en la península de la Guajira, y por el Oriente hasta Maracapana (Cerca de la hoy Barcelona), […] “con todas las islas que están la dicha costa, ecebtadas las que están encomendadas y tiene a su cargo el factor Juan de Ampíes”…

Provincia de Venezuela (1528)

     Coincidiendo con la llegada a Santa Ana de Coro (24 de febrero de 1529), de la expedición conquistadora, que había partido desde La Española, comandada por el alemán Ambrosio Alfinger (en alemán Ambrosius Ehinger), es cuando se da inicio formal a la desenfrenada búsqueda del preciado mineral de oro en todo el territorio de la recién creada Provincia de Venezuela (1528). Recayó sobre Alfinger el honor de ser su primer Gobernador, en representación de Los Welser o Belzares. Desde un principio quedo muy claro, que la motivación de los Welser y por lo tanto de Alfinger no era otra que la de comerciar y reunir riquezas. En las crónicas de dicha conquista, se nos presenta al gobernador Ambrosio Alfinger como un encarnizado depredador de los aborígenes del Nuevo Mundo, caracterizándose por una violencia desmesurada en su contra, y a quienes arrebataba sus prendas y amuletos de oro, llegando eventualmente a reunir  por esta vía, un botín con un valor estimado en 90.000 pesos de oro. Como no logró descubrir ninguna mina en su gobernación, decide apelar a una rápida fuente de ingresos, dando inicio a la horrenda “cacería humana” de los aborígenes, apresándolos  para luego venderlos como “esclavos” en la isla antillana de La Española, donde serían sometidos a trabajo forzoso en las minas de oro que los españoles explotaban en el Valle del Cibao y en otras regiones.

Viajes de los Welser, detalle de Theodor de BryViajes de los Welser, detalle de Theodor de Bry.

     En esa isla, la población indígena precolombina había sido diezmada brutalmente a consecuencia de la opresión, el trabajo forzoso, el hambre, las enfermedades y asesinatos en masa, de tal forma que de los 400,000 indios “taínos” que originalmente habitaban la isla en 1492, tan solo existían alrededor de 50.000 para 1508, y  para 1535, sólo 6.000 estaban vivos. En consecuencia, la demanda de mano de obra esclava para la explotación de dichas minas, despertó la codicia de los Gobernadores alemanes de la Provincia de Venezuela, quienes progresivamente transformaron a Santa Ana de Coro en el principal centro de acopio de esclavos indígenas, los que luego serían vendidos a mercaderes esclavistas de La Española y San Juan (Puerto Rico), configurando la mayor escalada en el exterminio de la población nativa.

    Entre 1529-1556, los gobernadores alemanes organizaron innumerables expediciones en busca del preciado mineral. Partiendo desde Santa Ana de Coro, se internaron por el Occidente, Sur y Oriente de la provincia, desde donde trajeron oro arrebatado a los indígenas, pero en ningún caso dejaron registro de las localidades, ni de los yacimientos auríferos de donde procedía este mineral. Sin embargo, años más tarde,  se consiguió algo de oro en la zona de Barquisimeto, El Tocuyo, Valencia y el puerto de Borburata. Pero no es hasta la década de 1560, cuando se difundió la noticia de minas del codiciado metal, en el territorio ocupado por la etnia de los aguerridos indios Caracas, en la región centro-norte-costera de la Provincia de Venezuela, como veremos más delante.

Grabado de Theodor de Bry.Grabado de Theodor de Bry.

     Con el fin de regularizar la extracción de minerales preciosos en todas las colonias hispanas en América, el Rey Don Felipe II mediante la Ordenanza de Valladolid del 10 de enero de 1559, establece de modo expreso y solemne la incorporación a la Corona de todas las minas de oro, plata y azogue existentes en Tierra Firme de las Indias del Mar Océano, así: «Primeramente reducimos, resumimos e incorporamos en Nos y en nuestra Corona y Patrimonio todos los mineros de oro y plata y azogue, de estos, nuestros Reinos, en cualquier partes y lugares que sean y se hallen, Realengos, o de Señorío o Abadengo, agora sea en lo público, consejil o en heredamientos y partes y suelos de particulares” (Capítulo I. Ley 4a, Título I, Libro 6).[ Amorer, E.:1991]

La explotación de las minas:

     La empresa conquistadora de Tierra Firme se caracterizó por ser un proceso donde el conquistador español sometía por la fuerza de las armas a los naturales y los “reducía” a una oprobiosa esclavitud. Desde un comienzo los nativos fueron violentamente presionados para que revelaran la procedencia del oro de sus adornos, y se procedió al saqueo para hacerse con el metal precioso (los llamados “RESCATES”). A través de la licencia que otorgó su majestad católica la reina Isabel en el año 1503 para “reducir” a los indios caribes, se dio autorización abierta para cazar (“cacería humana”) con la espada y el arcabuz a cuantos indios quisieran los ambiciosos esclavistas; a quienes les importaba muy poco la filiación de los cautivos, puesto que para ellos todo indio era caníbal, es decir, antropófago.  Esto se convirtió en la acusación para justificar el exterminio, y de esta forma inhumana fueron asesinados miles de indígenas a manos de los mercaderes esclavistas.

     Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557), conocido historiador y cronista, autor de la  “Historia general y natural de las Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano” (1535), en sus páginas nos muestra una concisa visión de cómo el oro se transformó en argumento incitador para la conquista y los descubrimientos. Viajó a las Indias en 1513 con la expedición de Pedrarias Dávila, gobernador de Castilla del Oro (territorio que comprendía los actuales países de Nicaragua, Costa Rica, Panamá y la parte norte de Colombia). Desde la óptica de un minucioso observador de la naturaleza y las costumbres del Nuevo Mundo, se reveló como un firme defensor de los conquistadores y un encarnizado enemigo de los indígenas: “Esta particularidad de minas es cosa mucho para notar, y puedo yo hablar en ellas mejor que otro, porque hace doce años que en la Tierra Firme sirvo de veedor de las fundiciones de oro y de veedor de minas (en Castilla del Oro), al católico rey don Fernando, que en gloria está, y a vuestra majestad, y de esta causa he visto muy bien cómo se saca el oro y se labran las minas… y he hecho sacar oro para mí con mis indios y esclavos” …  “Estas minas de sabana o halladas en tierra siempre han de buscarse cerca de un río o arroyo o quebrada de agua o balsa o fuente, donde se pueda labrar oro, y ponen ciertos indios a cavar la tierra, que llaman escopetar; y cavada hinchan  bateas de tierra,  y otros indios tienen cargo de llevar las dichas bateas hasta donde está el agua donde se ha de lavar esta tierra” “y hace de notar que para un par de indios que lavan son menester dos personas que sirvan de tierra a cada uno de ellos, y dos otros que escopeten y rompan y caven, e hinchan las dichas bateas de servicio, porque así se llaman, de servicio, las bateas en que se lleva tierra hasta los lavadores… De manera que una batea es, a lo menos en todo lo que es dicho, cinco personas ordinariamente”. [FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo (1535): Sevilla, España].

Grabados de Theodor de Bry Grabados de Theodor de Bry.

     Consecuencias Fatales: Ante esa inhumana actuación de los conquistadores hispanos en las Indias, el padre Bartolomé de las Casas, abogaba ante la Corona de España, para que se tomaran las medidas necesarias y así lograr extirpar y  remediar tantos males, tantas maldades y traiciones…  “La causa por que han muerto y destruido tantas y tales e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días e subir a estados muy altos e sin proporción de sus personas…”. Así lo denunciaba el padre Bartolomé de Las Casas en su obra  “Brevísima relación de la destrucción de Indias” (Sevilla 1552), al mismo tiempo que comparaba la explotación de perlas en la isla de Cubagua, con la explotación de minas de oro en Tierra Firme: “La tiranía que los españoles ejercitan contra los indios en el sacar o pescar de las perlas es una de las crueles y condenadas cosas que pueden ser en el mundo; no hay vida infernal y desesperada en este siglo que se le pueda comparar, aunque la de sacar oro en las minas sea en su género gravísima y pésima”. [Las Casas, Bartolomé de: 1552] 

Producción de Oro en Venezuela – Siglos: XVI – XVII

     El investigador Earl J. Hamilton, en su obra «El tesoro americano y la Revolución de los precios en España, 1501–1659», publicada inicialmente en 1934,  describe que en los siglos XVI y XVII, desde 1503 y durante los 160 años siguientes, arribaron a España, al puerto de San Lúcar de Barrameda, 185.000 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata (1503 y 1660), desde la América colonial. [Hamilton, Earl J. (1934): 1975].

     En la Provincia de Venezuela, la producción de oro de fue relativamente baja si lo comparamos con las otras colonias en las Indias Occidentales. Es solamente a mediados del siglo XVI con el  descubrimiento de las minas de oro de San Felipe de Buria (hoy en el Estado Yaracuy), cuando se inicia formalmente la extracción de oro en territorio venezolano, proporcionando la primera base firme para el desarrollo de la Colonia. “En 1551, Damián del Barrio, a la orden de Juan de Villegas, descubrió las minas de Buría”… [Memoria de la Dirección General de Estadística del Ministerio de Fomento de 1873].

     Aunque de escaso rendimiento, ese descubrimiento originó la fundación de la ciudad de Nueva Segovia, hoy Barquisimeto (1552), y otras villas como Valencia y Borburata. Ese mismo año, el Gobernador Juan de Villegas descubrió otra veta de oro en el sitio de San Pedro, así como también se menciona haber encontrado muestras de oro en la Quebrada de Cocorote. Tanto la mina de Buría como la de San Pedro fueron objeto de explotación por corto tiempo y luego fueron abandonadas a causa de la hostilidad de los indígenas y finalmente por el agotamiento de los yacimientos. En la misma época, hacia la segunda mitad del siglo XVI, se consiguió algo de oro en la zona de El Tocuyo, Valencia y el puerto de Borburata. Pero no es hasta la década de 1560, cuando se difundió la noticia de minas del codiciado metal, en el territorio ocupado por la etnia de los aguerridos indios Caracas, en la región centro-norte-costera de la Provincia de Venezuela. [LÓPEZ, Víctor M.: 1981].

Santiago de León de Caracas (1567)

     En 1560, el mestizo capitán Francisco Fajardo (1530 -1564) descubre una mina de oro en el territorio de los indios Teques, como resultado de una serie de viajes exploratorios que desde su isla natal Margarita, lo llevan a descubrir el codiciado valle del río Guaire, al cual bautizó “Valle de San Francisco”, futuro asiento de la ciudad de Santiago de León de Caracas. Como producto de su insistencia y tenacidad, descubre las minas en los predios de los indios Teques, en el sector “altos de las Lagunetas”, enviando a la ciudad de Santa Ana de Coro algunas muestras del mineral al Gobernador y Capitán  General de la Provincia de Venezuela, Don Pablo Collado. Craso error, puesto que le costara la envidia general de todos los conquistadores españoles y del propio Gobernador,  quien le revocó los títulos y poderes previamente concedidos, nombrando para sustituirle en la prosecución de  dicha conquista  a Pedro Miranda, quien una vez obtenido algunas muestras de oro de las minas descubiertas por Fajado en el sitio de las Lagunetas, se dirige a El Collado (futura Caraballeda), donde lo apresa y lo remite al puerto de Borburata y de allí al Tocuyo, donde el Gobernador Collado lo deja en libertad, y para enmendar los maltratos que había sufrido, le nombra Justicia Mayor de la Villa de El Collado, a donde retorna muy descontento.

     Convencido el gobernador Collado de la importancia de la provincia de Caracas por la relación que le hizo Pedro de Miranda de la riqueza de sus minas de oro, de la salubridad de sus tierras, y del gran número de indios que la poblaban, decide enviar (1561), al prestigioso capitán Juan Rodríguez Suárez para que prosiguiese con la conquista y poblamiento del valle de San Francisco, recomendándole muy especialmente que estableciese la explotación del “real de minas” descubierto por Fajardo (cerca de Carrizal, Miranda) en territorio de los aguerridos indios Teques. El valeroso cacique Guaicaipuro en alianza con los demás caciques de la región costera (incluyendo entre ellos a los más poderosos: Catia, Guaimacuare, Guaicamacuto y Naiguatá; mientras que Pariata, Curucutí, Guaracarumbo, Maiquetía, Guarauguta, Carapaica, entre otros, tendrían menos territorio, menos hombres y, por lo tanto, menos poder)  trató de impedir la penetración de los españoles y la explotación de las minas de oro. Rodríguez Suárez se alía con el capitán Francisco Fajardo y vence al Cacique de los Teques en las batallas de San Pedro y La Quebrada. Pero finalmente, Guaicaipuro y su aliado Paramaconi lo vencen y le dan muerte (1561), en el sitio de Las Lagunetas (Estado Miranda). Guaicaipuro se convirtió en la figura principal y central en la sublevación de todas las tribus nativas de la provincia de Caracas, y logra unirlas a todas bajo su mando.

     Los intentos por conquistar el valle de los indios Caracas (Valle del Miedo, como también se le conoció), se estrellaron por muchos años ante la fuerte resistencia de los aborígenes. Es tan solo a mediados del año 1567, cuando el capitán Diego de Losada, por encomienda del gobernador de la provincia, Pedro Ponce de León (Período: 1566-1569), acomete cautelosamente la conquista y pacificación del valle caraqueño. Logra (re)fundar la ciudad de Santiago de León de Caracas el 25 de julio de 1567, el día de Santiago, en el mismo sitio donde inicialmente Francisco Fajardo había fundado el “pueblo” de San Francisco (1560), y posteriormente Juan Rodríguez Suárez la “Villa de San Francisco” (1561). Después de la muerte de Losada (Borburata, 1569), algunos conquistadores (Garci González de Silva entre otros) continuaron la explotación del “real de minas” descubierto por Fajardo. En 1575 el capitán español Gabriel (o Gustavo) de Ávila encontró de nuevo la mina y la llamó “Nuestra Señora”, pero a los pocos años la misma fue “abandonada y olvidada” (hacia 1580).

Río Guárico: Minas de San Juan; Morros de Tucurapana (1579)

     La búsqueda incansable de afloramientos auríferos por parte de los conquistadores españoles, continuó febrilmente en toda la región centro-costera de la Provincia. Avivan las esperanzas de   obtener oro, los cateos y el establecimiento de un “Real de minas” que hiciera el célebre capitán Garci González de Silva en 1579 a las riberas del río Guárico.  […] el Real de minas de San Juan, que el dicho Garci González pobló cuando descubrió las dichas minas. … en comarca y vertientes del dicho río Guárico.  ….que está en las juntas que hazen este dicho río de Guárico y el del Pao… que es donde el dicho Capitán Garci González tuvo alojada su jente cuando fue a la conquista de los Cumanagotos… ubicadas en las proximidades del… “Morro e Peñoles que los cristianos llamamos los Morros del Guárico” (Tucurapana de los indígenas caribes). [Archivo General de Indias. Santo Domingo 207. Traslados Academia Nacional de la Historia. Nº  109- V- II; p.  367]

Real de Minas de San Juan.Real de Minas de San Juan, FUENTE: Elaborado por el autor en base al análisis documental consultado.

     Esa famosa expedición al oriente, comandada por el capitán González de Silva, estaba  destinada a la conquista de la indómita provincia de los Cumanagotos. Siguiendo el mandato del Gobernador Juan de Pimentel, la expedición salió de Santiago de León el 06 de abril de 1579, con rumbo a los valles de Aragua, para luego continuar por la antigua “ruta   de los llanos”, siguiendo el cauce del Guárico, marchando luego paralelamente al piedemonte meridional de la Serranía del Interior, hasta llegar a la costa donde desemboca el rio Unare al Mar Caribe. Había partido con 130 soldados españoles, González de Silva decidió tomar ese camino,… “huyendo de que los Cumanagotos tuviesen noticia de su entrada, dejó la vereda de la costa que era la más conocida, y formando un  medio circulo para los valles de Aragua, atravesó por los llanos”… [Oviedo y Baños, José de (1992) p. 302]. Necesariamente, González da Silva y su gente debió cruzar el valle del Orituco, pero lamentablemente no quedó referencia alguna al respecto.

Fundación de San Juan de la Paz (1584) y San Sebastián de los Reyes (1585)

     Teniendo como objetivo fundamental asegurar una comunicación permanente con la región oriental (Cumaná), y establecer el control y dominio de la comarca al Sur de Caracas, el Gobernador Don Luís de Rojas, decide comisionar al capitán Sebastián Díaz de Alfaro para la “pacificación y conquista” de las  naciones de indios de la zona sur de la capital.

     Al Sur de Santiago de León, sólo se conocía el valle de Salamanca (Valles del Tuy Medio). Sin embargo, más allá de la serranía del Interior, (límite hidrográfico entre las cuencas del mar Caribe y la del río Orinoco), quedaba inexplorada la inmensa  y desconocida región de los llanos centrales, que se alargaba al Sur hasta las riberas del Orinoco (Uyapari).

Distribución de la población aborigen antes de la Conquista

Distribución de la población aborigen antes de la Conquista. FUENTE: Elaboración del autor en base al análisis documental consultado.

     El Gobernador Don Luís de Rojas le participo al Rey su determinación, en una carta fechada en Santiago de León el 27 de octubre de 1584: “He despachado al Capitán Sebastián Díaz con sesenta hombres bien aderezados, a procurar que busque sitio cómodo en donde poder hacer un pueblo, de suerte que se pueda comunicar el pueblo de Cumaná con éste, de donde se pueda proveer de las comidas necesarias de maíz y carne; es hombre que se halló en poblar esta ciudad y tiene experiencia de todo” [Archivo General de Indias. Santo Domingo, 193. Ramo1. Traslados Academia Nacional de la Historia. Tomo 132. vit. 2, p 128]

     El Capitán Díaz de Alfaro y sus expedicionarios arribaron a las “Sabanetas de Ocumare”, donde establecieron una ranchería en un estratégico sitio a la margen derecha del río Tuy, donde muy posteriormente se asentará la actual población de Ocumare del Tuy. El 17 de octubre de ese mismo año, partieron a la conquista “pacifica” de las provincias de los Quiriquires, Tomusas y Aruacos. Continuaron su expedición siguiendo el curso del río Tuy, aguas abajo, y conforme al relato del Escribano de la expedición Alonso García de Pineda, el Capitán Díaz Alfaro “corrió las dichas provincias y las apuntó, y en las riberas del río que llaman Tuy pobló una ciudad, a la cual puso por nombre San Juan de la Paz”. [Archivo General de India. Escribanía de Cámara. Legajo 658-A. Ramo 4. Pieza Primera, f. 33] 

“El Capitán Díaz de Alfaro fundó en las orillas del río Tuy (cuatro leguas más abajo de donde junta sus aguas con el Guaire) la ciudad de San Juan de la Paz”. [Oviedo y Baños, José: 1992].

Ubicación de San Juan de la Paz.Ubicación de San Juan de la Paz. FUENTE: Elaboración del autor en base al análisis documental consultado.

     El sitio exacto de su primitiva ubicación no ha podido ser determinado hasta ahora, solamente se tiene referencia de que fue fundada a las orillas del Tuy, como lo afirma el cronista Oviedo y Baños (en su obra escrita en 1705 y publicada inicialmente en 1723).

     Recordemos que, como ya se mencionó anteriormente, la expedición salió de las “Sabanetas de Ocumare” el 17 de octubre de ese año, siguiendo el cauce del Tuy, el cual después de recibir las aguas del río Guaire por su margen izquierda, entra en una especie de estrechura montañosa donde se acaban los Valles del Tuy y se abren los de Barlovento, justo en el territorio dominado por los indios Tomusas, que para esa época vivían dispersos en las selvas barloventeñas y en las intrincadas montañas del tramo oriental de la Serranía del Interior. Respecto al asiento original de San Juan, afirma el investigador Castillo Lara: las cuatro leguas señaladas por Oviedo estarían  cerca del actual sitio de Aragüita. Es posible, incluso, que la ubicación fuera un poco más abajo, siempre a las riberas del Tuy. [Castillo Lara, Lucas (1984): Tomo I; pp.32- 33].

     De la misma opinión es el autor Telasco MacPherson, en su obra publicada en 1891: “probablemente en el sitio que hoy ocupa Aragüita fue fundado el pueblo de San Juan de la Paz por Sebastián Díaz Alfaro, a orillas del río Tuy y en sus inmediaciones se descubrieron las minas auríferas que enriquecieron a San Juan”.

      “[…] Su Merced pobló en nombre de Su Majestad en la dicha ribera del Tuy, Provincia de los Tomusas, una ciudad a la cual puso “San Juan de la Paz” […] [Acta de la Fundación de San Sebastián de los Reyes (Copia expedida el 07-08-1762): Archivo General de la Nación. Diversos. Tomo XXXVI, Años 1762 a 1764, Nº 10. ff. 163 a 175].

     La fecha de su fundación no ha quedado explícitamente fijada en los documentos conocidos hasta ahora, pero teniendo la certeza de que la expedición había salido de las Sabanetas de Ocumare el 17 de octubre de ese mismo año, el investigador Castillo Lara, propone, que dicha fundación podría fijarse para fines de noviembre o principios de diciembre de 1584. [Castillo Lara, Lucas (1984): Tomo I; p. 32]. Una vez elegido el sitio y lugar donde se poblaría la ciudad, se hizo la ceremonia que los Capitanes de Su Majestad solían y acostumbraban hacer, pasando a poblar la ciudad, asignándole unos treinta vecinos, es decir, casi  la mitad de los que llevaba en la expedición. Luego nombró a los Regidores y Alcaldes, y conforme a los poderes y facultades que tenía, distribuyó solares a los vecinos y les repartió las “encomiendas de los naturales” de la comarca.

Detalle viajes de Sebastian Díaz de AlfaroDetalle viajes de Sebastián Díaz de Alfaro en 1585, FUENTE: Elaboración del autor en base al análisis documental consultado.

Las Minas de Apa y Carapa:

     El objetivo primordial de la expedición colonizadora que adelantó  el Capitán Díaz de Alfaro tuvo un claro impulso minero desde sus inicios. La codicia por obtener oro y el afán de lucro siempre presente en todos los conquistadores españoles, convirtió  la “entrada”  a la provincia de los Quiriquires, Aruacos y Tomusas, en una empresa netamente económica. Las expectativas de encontrar oro de aluvión en los lechos de los ríos y quebradas de esa provincia, quedaban avaladas por los descubrimientos previos en el territorio de los Teques, efectuados por Francisco Fajardo en 1560, y el establecimiento de un Real de minas de oro que realizó Garci González de Silva en 1579 en las riberas del curso medio del río Guárico, a nivel de su confluencia con el río Pao. En su afán por encontrar yacimientos auríferos, Díaz de Alfaro se internó en las montañas circunvecinas, por donde algunos indígenas le habían dado noticias de la existencia de oro de aluvión en los lechos de algunos ríos y quebradas de esa intrincada selva aledaña, en donde lo encontraban en forma de pepitas. Así lo declaraba su compañero de expedición Mateo de Laya Mojica, “Habiendo dejada repartida la tierra y naturales de ella en nombre de su Real Majestad,  el dicho Capitán por su propia persona salió a descubrir minas, ocupando algún tiempo en descubrimiento de ellas hasta que las descubrió muy ricas, de las cuales sacó muy gran cantidad de oro, del cual se llevaba en muestra a Su Majestad y su Real Consejo en pedazos de sesenta y de a cien pesos y de ciento cincuenta de oro fino cada uno, los cuales llevó Simón de Bolívar que en nombre de esta ciudad fue a pedir mercedes a Su Majestad, las cuales si hoy se labrasen se sacaría gran cantidad de oro porque prometen gran riqueza” [Archivo General de Indias. Escribanía de Cámara. Legajo 658- A, Ramo 4, f. 38]  

     En las inmediaciones de las quebradas de Apa y Carapa (afluentes del río Tuy), el capitán Díaz de Alfaro descubre las minas del mismo nombre, que dieron mucha fama y renombre a San Juan en sus principios, “pues habiéndose descubierto en su jurisdicción las minas de Apa y Carapa de tan opulenta riqueza, que en los dos meses primeros de su beneficio se sacaron cuarenta mil (40.000) castellanos de oro de veinte y tres quilates”.  [Oviedo y Baños, José de (1992) p. 314].

El Autor tras la pista de las Minas de Apa y Carapa    Foto: El Autor tras la pista de las Minas de Apa y Carapa en la hoya hidrográfica del río Taguaza (Aragüita – Edo. Miranda – Venezuela)

Abandono de San Juan de la Paz y sus minas de oro

     El influjo magnético del fino mineral aurífero descubierto en las inmediaciones de las quebradas de Apa y Carapa, tuvo una efímera duración, y a los pocos meses de iniciarse su laboreo, se detuvo la producción de las minas. Varias razones debieron influir para que el deseo de riqueza fácil y lucro inmediato de los conquistadores europeos, se disipara en tan corto tiempo y dejaran abandonadas tan fructíferas minas, habida cuenta de la registrada producción de oro fino obtenido de las mismas.

     Una de esas versiones es la del cronista José Luís de Cisneros (1764) […] “Se trabajó en un tiempo en la jurisdicción de San Sebastián de los Reyes, distante de esta ciudad, como veinte y cinco leguas, en dos pequeños cerros, que llaman Apa y Carapa unas minas, de cuyo metal precioso, y de superior calidad, se hizo una custodia, y diferentes alhajas, que aún permanecen en la propia ciudad, cuyo beneficio paró por la desgracia sucedida con los peones trabajadores de aquellas minas, a quien invadieron los indios bárbaros de nación Tomuzos, que haciendo una matanza de todos, pusieron en tal temor a los que fomentaban esta idea, que olvidados de su utilidad, por el miedo de los indios, desistieron de la empresa”. [Cisneros, José Luís de (1764/1981), pp. 79-80]

     Son gente brava y fiera: Las repetidas invasiones de los Tomusos, y las muertes de gente española a manos de esa “gente brava y fiera” fueron las razones fundamentales del abandono de dichas minas. Así lo relataba en una información testifical el renombrado conquistador Alonso Andrea de Ledesma en 1589: “…los indios Quiriquires, Tomusas e Guaiqueríes que son repartimientos encomendados a particulares vecinos de esta ciudad y de San Sebastián de los Reyes, muy cercana  de esta dicha ciudad,  no acuden al llamado de sus encomenderos y están todavía rebeldes, porque son gente brava y fiera, e inhumana, traidores, tales que cada día ofenden a cualquier cristiano que hallan cómodo para acometer, con tanta desvergüenza que no ha veinte días que a este testigo y a otras gentes que consigo tenía sacando oro en las minas de San Sebastián, salieron a ellos hasta setenta indios Tomusas e a traición le acometieron con muchos flechazos, y en la defensa perdió este testigo y le mataron un negro muy hombre e dos indios ladinos, e se comieron al negro asado en barbacoa”… [Archivo General de Indias. Indiferente General 3.088-C. Traslados Academia Nacional de la Historia. Tomo 74. Vitrina 1. p. 143. En: Castillo Lara, Lucas (1984): Tomo I; p. 52]

     Para el cronista José de Oviedo y Baños (1723), las razones fueron otras: “…aquella felicidad fue un relámpago que se apagó cuando empezaba a lucir, porque reconociéndose después ser el temperamento muy enfermo, por las muchas humedades del terreno… a que se añadía ser tan frecuentes las aguas, que solía pasarse un mes entero sin ver el sol, en un continuo llover, se fueron desabriendo los vecinos; y anteponiendo la salud a las conveniencias que pudieran adquirir en la labor de las minas, la fueron desamparando con tal prisa, que antes de los dos años quedó del todo despoblada, perdiéndose con el transcurso del tiempo hasta la memoria del paraje donde se sacaba el oro”.   [Oviedo y Baños, José de (1992) p. 314].

     También Telasco Mac Pherson (1891), en su obra ya mencionada, afirmaba que, “Cerca de estos morros están las minas abandonadas en las cabeceras del río Arenilla, entre Apa y Carapa […] que debido al rigor del clima y por las fiebres que afectaron a los mineros fueron abandonadas”.[Mac Pherson, Telasco: 1891]

     A este respecto opina el Dr. Rodrigo Infante, médico sanitarista y escritor orituqueño: “Es posible, digo, que la hipertermia que derrotó a los trabajadores de las minas hubiera sido fiebre amarilla selvática o con menos probabilidad, paludismo”. [En: López Garcés, Carlos: 1998]

     El investigador aragüeño Castillo Lara, concluye: “la causa de este abandono debió ser lo malsano de del sitio, las enfermedades, lo fragoso del lugar, la selva, lo inhóspito del clima y también el acechante peligro de unos indígenas enemistosos”. Al mismo tiempo nos refiere que, una vez descubiertas las minas por el Capitán Díaz de Alfaro, y estando presente en las mismas, sufrió una enfermedad de calenturas, tal y como lo relataba el Escribano Alonso García Pineda: “Estando el dicho Capitán Sebastián Díaz de Alfaro en la dicha quebrada de Apa personalmente, le dio cierta enfermedad de calentura que le fue fuerza desampararlo por no perder la vida, con respecto de ser tierra fragosa de montañas y enferma, y se vino a esta ciudad”. [Archivo General de Indias. Escribanía de Cámara. Legajo 658-A. Ramo 4. f. 33]- En: Castillo Lara, Lucas (1984): Tomo I; p. 50; Castillo Lara, Lucas (1977): Vol. 128; p. 297] 

Ciudad del Oro en OritucoCiudad del Oro en Orituco: San Sebastián de los Reyes (1585). Fuente: Elaboración del autor según datos de la obra de Adolfo A. Machado (1961).

La Ciudad del Oro en Orituco: San Sebastián De Los Reyes (1585)

     Don Adolfo A. Machado (FN: 01-09-1855;  : 01-07-1903) en su obra “Apuntaciones para la Historia” de Altagracia de Orituco, su pueblo natal, escrita entre 1875 y 1899, al referirse a los orígenes de la ciudad de San Sebastián de los Reyes (1585)  afirma apasionadamente que era la “Ciudad del Oro en Orituco” alegando dos razones para justificar esa célebre frase. Primeramente porque era el primer pueblo levantado por los conquistadores españoles en suelo orituqueño, y  porque además …”No por simple placer andarín ni por la gloria de ser fundador de pueblos, vino Díaz Alfaro a levantar en tierra orituqueña el primitivo San Sebastián de los Reyes, … sino atraído por los trabajos preliminares de explotación de las minas de oro del capitán José Silva, en el abra de la Quebrada de Mota, la cual tiene su nacimiento en el Cerro El Diamante; y las minas de oro descubiertas por Chacón a la margen derecha de la Quebrada las  Minas o de Apamate, al noreste de Altagracia de Orituco”(En los predios del actual Monumento Natural “Morros de Macaira”).

     Machado supone que la explotación de las minas descubiertas tanto por el capitán José Silva, como por el capitán Chacón debió realizarse en “tiempos anteriores” incluso a los descubrimientos de las minas de Apa y Carapa en la selva circunvecina a la ciudad ribereña del Tuy, San Juan de la Paz (1584).

     En apoyo a la hipotesis de Machado, pudieramos argumentar, que el capitán Sebastián Díaz de Alfaro, una vez asentada la incipiente ciudad, “unas cuatro leguas más abajo de la desembocadura del Guaire en el Tuy” (en las inmediaciones de la actual población de Aragüita); se interna personalmente en la selva circunvecina y descubre las célebres minas de Apa y Carapa. Esto debió ocurrir en los días finales del año 1584; y a pesar de los fructíferos rendimientos de dichas minas, el capitán fundador ordena y organiza rápidamente la continuación de su plan colonizador, retornando con parte de su gente hasta las Sabanetas de Ocumare, desde donde sin muchos titubeos se enrumba muy acertadamente por el abra del río Lagartijo, aguas arriba, trasmontando la Fila Maestra, para caer al valle de Buena Vista o de Curabe, “un pequeño valle como de un kilómetro cuadrado, en la desembocadura de una quebrada (Curabe) en la de Quere, tributaria del río Memo”; lugar seleccionado para fundar el primitivo San Sebastián de los Reyes el seis de enero de mil quinientos ochenta y cinco (06-01-1585)  (Machado, A: 1961, p 20). La precisa orientación y movilización de Díaz Alfaro y su gente en aquellas agrestes montañas, denotan un reconocimiento previo de la zona por parte de exploradores españoles, así como el descubrimiento de yacimientos auríferos en el Orituco realizado con anterioridad a la fundación de San Juan de la Paz (finales de 1584), por los ya nombrados capitanes Silva y Chacón; tal y como lo sugiere el historiador del Orituco Don Adolfo Machado, quien no duda ni un momento de la existencia de oro de aluvión en remotos tiempos, antes de la fundación de los pueblos del Orituco.

Monumento natural Morros de MacairaMonumento natural Morros de Macaira.

CONCLUSIÓNES:

     La búsqueda de afloramientos auríferos, se transformó en argumento incitador para la rápida conquista y colonización tanto de los valles del río Tuy como los del Orituco, utilizando la mano de obra esclava indígena, sometida por la fuerza de las armas de los conquistadores españoles, para que con su penoso trabajo abriera caminos, zapas y socavones, dispersos  por todas aquellas agrestes montañas y por los cauces de las quebradas, arroyos y ríos en una búsqueda frenética del preciado mineral de oro. El influjo magnético del fino mineral aurífero descubierto en las inmediaciones de las quebradas de Apa y Carapa (afluentes del Tuy), y de las minas de Silva y Chacón en el Valle del Orituco tuvo una efímera duración. La resistencia de las tribus Quiriquires y los Tomusas (dueños ancestrales del Tuy), condujeron al fracaso la aventura conquistadora y la explotación del oro de Apa y Carapa, obstaculizando el sostenimiento de San Juan de la Paz, el cual fue asaltado y asediado por los fieros guerreros caribes, provocando el abandono de la ciudad, por lo que muchos de sus vecinos retornaron a Santiago de León y algunos otros se unieron a los pobladores de San Sebastián en su primitivo asiento de Curabe (1585). Ante estas nuevas circunstancias, los conquistadores españoles enfocan su esfuerzo colonizador en el establecimiento de hatos de ganado vacuno. Cabe destacar, que a pesar del descubrimiento del fértil y boscoso valle del Orituco, con sus corrientes de agua cristalina de curso permanente durante todo el año, los nuevos colonizadores del valle no llegaron con la intención de cultivar la tierra. De allí que casi desde el principio, la cría de ganado se convirtió en la principal fuente de vida para la ciudad, la principal fuente de producción, a pesar de la promisoria perspectiva agrícola que les ofrecía los valles y vegas del río y sus afluentes.

REFERENCIAS

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Acta de la Fundación de San Sebastián de los Reyes: (Copia expedida el 07-08-1762): Archivo General de la Nación. Diversos. Tomo XXXVI, Años 1762 a 1764, Nº 10. ff. 163 a 175.

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FUNDACIÓN DE OCUMARE DEL TUY.

Por: Juan José Flores †

Iglesia de Ocumare del Tuy.

     Hubo de transcurrir 11 años, ya pacificados Los Teques y los Mariches, enemigos de los QUIRIQUIRES, para que corriendo el año 1574, los españoles puedan penetrar en el corazón mismo del gran Valle que fertiliza el Tuy y donde se encuentra la Sabana de Ocumare. Esta penetración es posible, gracias a la tenacidad del Teniente de Gobernador Francisco Calderón; es de hacer notar que los conquistadores andaban y desandaban la ribera Norte del Río Tuy pero jamás habían cruzado su caudal y llegado a la ribera Sur.

     Sólo Calderón logra esta hazaña y en efecto sale de Caracas, con una expedición compuesta de 80 soldados españoles y más de 600 indios vasallos de Aricabuto, Cacique de los Mariches, entrando por el sitio que denominaron Salamanca; con este nombre designaron los conquistadores, lo que es hoy el lindero entre las poblaciones de Charallave y Ocumare, nombre que también le fue confirmado por Juan Rodríguez Suárez, aún existen en la jurisdicción del Municipio Ocumare dos sitios con ese nombre; el Cerro de Salamanca y la Hacienda Salamanca, este Territorio le fue dado en encomienda a Garci-González y a Francisco Infante en ese mismo año de 1574.

     Calderón se conformó con dejar en ese sitio una pequeña guarnición al mando de Francisco Infante y siguió hacia el Sur, llegó hasta la ribera Norte del Río Tuy, caminó hacia el Este paralelamente al Río y a pocos metros de la desembocadura del Río Súcuta, lo vadea y hace un pequeño giro hasta llegar al sitio denominado hoy Marare, cerca de lo que hoy se conoce como Sabana de la Cruz. Es necesario hacer notar que desde su salida de Caracas hasta su llegada a Marare, Calderón no encontró un solo indio en pie de guerra, ya que las Tribus hostiles habían abandonado sus poblados internándose en lo mas intrincado de las montañas.

     Imaginaos la Sabana como un efebo gigante descansando su cabeza a los pies del Sistema Montañoso del Interior, mientras sus extremidades eran bañadas por las refrescantes aguas del Río Tuy; con su tórax y miembros pletóricos de cedros, araguaneyes, apamates, bucares, jabillos, ceibas, pardillos, zapateros, moras, robles, guayacanes, bambúes y sus chaparrales de guatacaro; hermosa tierra poblada de pájaros multicolores y aves cantoras, con árboles frutales, raíces comestibles, caza y pesca en abundancia para satisfacer los gustos más exquisitos.

     Tal fue el paraíso que hallaron los Castellanos en esta Sabana del Tucuy de los Ocumares, rodeada a su vez por los cinco ríos que circundan: Lagartijo, Súcuta, Marare, Araguita y Ocumarito. Ya en Marare, Calderón comprendió la imposibilidad de conquistar el Territorio y mantenerlo en paz, mientras no se afirmara un establecimiento definido, y por tal inspirado motivo, resuelve fundar en él una población escogiendo para tal fin el valle de Ocumare; al principio la idea le pareció buena a sus compañeros, se hicieron los primeros palenques de defensa y se construyeron algunas viviendas, luego cambiaron de parecer se opusieron a continuar la obra, alegando que esta fundación perjudicaría a las Ciudades de Caracas y Caraballeda, esta disparidad de opiniones y controversias disgustaron seriamente a Calderón, que enojándose de tal manera puso preso a los revoltosos, entre los que se encontraban Juan Rivera, Sebastián Díaz y Juan Gómez y con ellos detenidos regresó a Caracas; esta acción le valió su destitución, cuya empresa, al principio de una gran hazaña se transformó en un rotundo fracaso.

     Con esta penetración a los Valles del Tuy, lograda por Calderón, no se logró su pacificación. Tres años después o sea en el año 1577, los QUIRIQUIRES instigados por su líder la india Apacuana y al mando del Cacique Acuareyapa, atacaron en Salamanca a los encomenderos Francisco Infante y Garci-González, salvando éstos la vida gracias al valor de Garci-González, el cual aun herido cargó en sus hombros al también mal herido Infante, hasta ponerse a salvo, logrando alejarse del campo en refriega. Los alcaldes de Caracas como también los vecinos españoles se indignaron de tal manera ante este acontecimiento y resolvieron enviar una fuerza para castigar a los indios, la cual fue integrada por 50 españoles; unos a caballo y otros acompañados de perros de presa y por supuesto provistos de arcabuces y además le seguían una cantidad de indios Teques: siendo todos ellos puestos a la orden de Sancho García. 

Portada del Libro «Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela» de Fray José de Oviedo y Baños, publicado originalmente en 1725.

    Denodado trabajo le costó a este conquistador penetrar en ese territorio, pues todos los caminos estaban defendidos por indios emboscadas, luego de un duro trajinar, llegó al fin al pueblo y lo incendió, así como también todo lo que fue encontrando a su paso destruyendo también las sementeras que cubrían aquel ameno Valle. Mientras Sancho y su gente se hallaban en tan criminal operación, los indios se habían ido organizando, ideándose ésta para reunirse y caer sobre el destacamento español, cuando por mala suerte para ellos, un indio que se ocupaba de colocar púas envenenadas en una vereda, fue sorprendido y hecho prisionero por los invasores; sometido este desgraciado a tormentos atroces fue obligado a confesar cuanto sabía, lo cual era: la proyectada concentración de los indios y el punto de reunión.

     Era el lugar de la cita el fondo de una quebrada, posiblemente la Quebrada de Charallave cuando llegaron los castellanos, sólo había algunos Caciques que como con quinientos indios esperaban a los otros; en la marcha les cayó encima García ya pesar del valor desplegado por el Cacique Acuareyapa, quien murió de un lanzazo por la espalda, en el encuentro fueron dispersados o muertos; esta batalla fue fatal para los nativos debido al temor que le infundieron las armas de fuego, los perros y caballos. Entre los que cayeron vivos en manos de los vándalos españoles se encontraba la india Acuapana, madre del Cacique Guácima, a la cual ahorcaron inmediatamente porque se decía que era ella que había aconsejado la muerte de Infante y Garci-González.

     El feroz García, dejó colgado el cadáver de esta infeliz mujer, en un árbol a la margen del camino, este espectáculo y la pérdida de más de 200 indios que tuvo lugar en los encuentros siguientes, atemorizaron tanto a los demás que al fin pidieron la paz, y como los españoles también la querían, le fue otorgada de mil amores. Así, después de 79 años del descubrimiento de Venezuela. Logran al fin los españoles la conquista del Valle del Tuy.

     La fundación de Ocumare como la de otras ciudades de nuestro país, tienen fechas inciertas, las cuales muchas veces confunden la verdad histórica, pero también es cierto que los historiadores exponen a los pueblos en tres acciones diferentes: formación, fundación y erección; particularmente considero, que desde el primer momento en que se levantan los palenques de defensa y se construyen las primeras viviendas, es la fundación de un pueblo, a todo esto cabe agregar, son muy pocas las actas levantadas por los conquistadores cuando formaban una colectividad; en cuanto a la erección como Parroquia o Entidad Municipal, se debe tomar muy en cuenta, que para llegar a una posición de tanta significación, debe existir un conglomerado representativo para exigir tan elevado rango.

    Por esta razón, la cual considero de mucha importancia, es lo que motiva a no estar de acuerdo con la opinión de algunos historiadores que sitúan la fundación de Ocumare en el año 1673; al contrario, comulgo con la apreciación del diligente y afanoso historiador Aníbal Laidera Villalobos, cuando nos da a conocer y sitúa la fundación de este pueblo en el año 1597. Este último año considero debe ser el punto de partida para hablar de la Fundación de Ocumare del Tuy.

     La fundación de la Sabana del Tuy de Ocumare, se logra al fin y puede asegurarse se consolida el 5 de diciembre de 1597. Veamos a continuación lo que a este respecto dice el laborioso escritor historiador Don Aníbal Laidera Villalobos. «Tengo a mano todos los datos referentes a la fundación primogénita de la Villa de Ocumare o Villa de la Sabana de Ocumare; pero tengo también referencias objetivas tocantes a la segunda fundación entre Marare y Súcuta en 1593. Primera 1574. Acto de posesión, toma el sitio, demarcación y campamento para 80 soldados y 600 aborígenes aliados, expedición al mando del Teniente de Gobernador Francisco Calderón.

    Una fuerte oposición de los acompañantes eliminó el intento, a pesar de la distribución de tierra y la resistencia a dos acometidas de los QUIRIQUIRES, dirigidos por Yarecuare. Pero la real y definitiva fundación tuvo lugar en el sitio Mararito y la Sabana el 5 de diciembre de 1597, cuatro años después de la segunda. Primero el reparto de las tierras, después el trabajo de añil, maíz, chícharos, ganado y frutas. Para el año 1625 se levanta la primera capilla; el comercio de vacunos y granos demanda una balsa de gran capacidad que contratan a los carpinteros de Caracas en contrato suscrito en 1643. Como necesitaban un sacerdote fijo en 1693 gestionaron erigir el curato. No obstante las primeras haciendas datan de 1597; entre los conquistadores mas crueles de entonces figuran; Francisco Carrizo, Garci-González de Silva, Francisco Infante, Sancho García y empalador de oficio llamado José Sánchez, pariente del asqueroso ladrón Diego Sánchez. El 13 de noviembre de 1625 llegó a Ocumare la primera imagen de San Diego de Alcalá».

     Aunque otros autores difieren de la exposición realizada por el Licenciado Laidera Villalobos, personalmente considero muy positiva su interpretación por estar basada en hechos históricos irrebatibles, cuyos argumentos ayudan a esclarecer la verdad que determina con certeza la fundación de Ocumare. Para la época que nos ocupa, Santiago de León y San Sebastián de los Reyes se disputan la jurisdicción de la Sabana de Ocumare. Corriendo el año de 1585, el Cabildo de San Sebastián, se transporta a la citada Sabana para tratar de adherirla a su mandato, en un intento de impedir que Caracas imponga su hegemonía en la entrada del Valle Tuyero; a pesar de estas diligencias, Caracas hizo caso omiso a las mismas y repartió tierra en propiedad en toda la sabana.

San Sebastián no se quedó atrás en su intento y en el 1592, otorgó al hijo de Sebastián Díaz Alfaro, Mateo Díaz Alfaro, tierra para el pastaje de ganado y también para siembras, e igualmente logran asentamiento Juan Rodríguez y Juan Román. El año 1593, abre con Caracas, entregando establecimientos en tierras de la Sabana, consideradas de su potestad, a Alfonso García Pineda ya Juan Pérez de Medina, estos nuevos amos junto a los antiguos encomenderos: Infante, Garci-González y Díaz Alfaro, son los fundadores que se adueñan del Territorio. Cabe preguntar: ¿No es acaso este acontecimiento la fundación de un Pueblo?, porque todo lo que se funda, erige o se instituye se establece, y ellos junto a otros moradores de la zona, para el día 5 de diciembre de 1597, vivían establecidos en la Sabana del Tuy de los Ocumares.

PARROQUIA

     Fue erigida en Parroquia, según auto firmado por Monseñor Doctor Diego de Baños y Sotomayor, Obispo de Caracas y Venezuela, el día 7 de febrero de 1693, bajo advocación del piadoso lego San Diego de Alcalá, el cual es su patrón cuyas festividades se celebran todos los día 13 del mes de noviembre. Esta petición fue escrita y firmada por varios hacendados, a la cabeza de los cuales se encontraban Don Juan Nicolás Ponte, Don Juan Ascanio, Doña Juana María Lovera y Doña Catalina de Castro; ellos se compartían a costear la manutención del cura de almas y los gastos de la conservación del templo, el cual comenzó a construirse en ese año 1693 y se terminó en el año.1700. Su primer Sacerdote fue el Padre Manuel de Alesón y Segundo Cura José Ignacio Ramírez.

ORIGEN DE SU NOMBRE

     La etimología del vocablo Ocumare, dice el Doctor y Sabio Don Arístides Rojas, se deriva de Cumari, nombre de una planta textil de la cual sacaban hilo para fabricar hamacas los indios Tacarigua. También es posible su derivación venga de la raíz llamada ocumo, voz de origen caribe al igual de Cumaná, cumanagoto y otros de muy parecida fonética; como es sabido el ocumo es una planta muy de los lugares húmedos, y la región de Ocumare es una de las más húmedas del centro del país, el ocumo es una planta, como se sabe, cultivable, pero que nace silvestre, solamente en Venezuela se le da ese nombre, en otros países como Cuba, se le denomina malanga; por lo tanto no tiene nada de extraño que al llegar los castellanos a la región, encontraron una gran extensión de sembradíos de dicha planta y al saber por los naturales su nombre, llamaron a esta tierra la Sabana de los Ocumares, luego al correr del tiempo vendría la corrección por la Sabana de Ocumare.

     En cuanto a su segundo nombre, el cual determina su binomio, dice el sabio Arístides Rojas lo siguiente: «El vocablo Tuy es Castellano», en realidad existe en la Provincia de Pontevedra, España una ciudad con el mismo nombre, continúa diciendo el Dr. Rojas, «Y parece haber sido dado a este hermoso río por la semejanza con el nombre indígena». ¿Cuál fue éste? Los Cumanagotos llamaron Tucuy al agua de yuca. Tucuy se llamó también entre los caquetíos de Barquisimeto, una pequeña paloma y de aquí los Tocuyos o Tucuyos, nación que habitó a orillas del río Tocuyo.

     Tenemos pues que Tocuyo y Tucuy, como equivalentes de una paloma y del agua de yuca, tienen origen semejante. Probablemente al actual río Tuy, se conoció con el nombre de Tucuy; y de aquí la contracción castellana de Tuy, dado al río por los conquistadores; las labranzas indígenas a orillas del río, antes de la llegada de los conquistadores, y el cultivo que se hacía de yuca, hacen presumir que el nombre dado por algunas tribus al agua de yuca, es decir Tucuy, fue el que llevara el río.

     Por lo antes expuesto, se deduce que el nombre original de la región diría así: Sabana del Tucuy de los Ocumares.

OCUMARE DEL TUY Y LA INDEPENDENCIA

     La época colonial transcurrió con cierta y normal tranquilidad, propia de la vida rural, de una población de agricultores en cuyas sementeras se cosechaban: ñame, ocumo, yuca, hortalizas; granos como: arroz, maíz, caraotas, guaracaros, quinchonchos, frijoles y frutas de diversos sabores y en sus ríos se pescaban: camarones, corronchos, guabinas y bagres.

     Ocumare estaba rodeado de grandes haciendas, donde comienza  por cultivar el añil, luego el cacao y el café, la caña de azúcar, también poco a poco se va incrementando la cría de ganado vacuno gracias a la llegada de ejemplares desde el llano a través de los senderos de la serranía del interior hasta llegar a esta ciudad, tránsito éste que se hace obligado y con el correr del tiempo sirve, por ser la vía más expedita, para la traída de ganado desde los llanos guariqueños hasta la capital nacional. Las puntas de ganado salían desde Achaguas, vía Altagracia de Orituco – Ocumare, hasta llegar a Caracas, trayecto éste que recorrían en 90 días, siendo esta vía ayer y hoy la mas corta comunicación entre los llanos centrales y la capital de la República; estas son las razones por los cuales hasta la década del 70 en el presente siglo, Ocumare fue el granero de Caracas. Es de hacer notar que las primeras semillas de café, que el Padre Mohedano, sembró en Caracas, fueron recogidas en las haciendas de Ocumare.

     Ocupada en sus quehaceres agrícolas, la población es sorprendida con el alba luminosa del19 de Abril. Ocumare, que había sido escenario de levantamientos de los negros en busca de su Libertad, quizás no, en el concepto exacto y universal que encierra la palabra, sino por la simplicidad del individuo que anhela vivir libremente como lo hacían en áfrica sus antepasados, recibe con beneplácito la buena nueva del movimiento revolucionario. que no sólo fue la base de la independencia de Venezuela sino también la de la América meridional y es tal el entusiasmo que la noticia despierta, que se lanzan fuegos artificiales, las campanas repican jubilosas y se realizan tardes de toros coleados, como una demostración de solidaridad con Caracas, cuna del Libertador y de la Libertad.

     En el terrible año 1814, cuando se cumple con toda su secuela de odios y tragedia, el Decreto de Guerra a Muerte, firmado en junio del año anterior, la Villa de Ocumare es ultrajada. violada, asesinada, saqueada, cuando en los días aciagos del11 de febrero y 6 de marzo del mismo año, es tomada por el asesino y depredador Francisco Rosete, quien no respetó ni el sagrado recinto del Templo, cuyas puertas derribó a golpes de hacha, matando a todos los que en él se hallaban refugiados, dejando una tétrica estela que abarca templos, casas, calles y plazas de la ciudad, dejando a su paso más de 700 cadáveres insepultos; entre estos cadáveres se encuentran el del Profesor de Latín José Domingo Cáceres, padre de Luisa Cáceres de Arismendi.

     EI 14 de marzo del trágico año, Ocumare es testigo presencial de la matanza realizada por Rosete. quien embosca y asesina a sus puertas a unos 700 jóvenes caraqueños de los 800 muchachos que al mando del General Arismendi pretenden hacerle frente a los 3.000 vándalos que comanda el isleño asesino. En esta matanza cae prisionero y fusilado en la Plaza de esta ciudad el joven, de apenas 14 años, Félix Cáceres, hermano de la Heroína Luisa Cáceres de Arismendi.

    Todo crimen, tiene su sentencia y condena, Rosete encuentra ambas en la espada justiciera del invencible General José Félix Ribas, quien en dos oportunidades venga con creces las atrocidades del vil canalla, expulsándolo para siempre del Valle del Tuy; la primera derrota se la proporcionó el día 20 de febrero en Charallave y la Segunda en Ocumare el día 20 de marzo, todas en el mismo año 14. Estas derrotas le valieron a Rosete, el caer en desgracia ante Boves, quien lo destituye del cargo que ejercía como Comandante Militar de Camatagua y los Valles del Tuy.

     Años más tarde, ya llegando a la creación de la Tercera República, Ocumare es el escenario de la entrevista entre el General Páez y el Guerrillero Dionisio Cisneros, con este acto de valentía del Héroe de las Queseras del Medio, al enfrentarse solo ante Cisneros, logra convencerlo y después de muchas peripecias se obtiene la pacificación de los Valles del Tuy.

     Viene la guerra de la Federación y Ocumare es teatro de infinidad de escaramuzas y su territorio es paso obligado de uno y otro bando, ya que por lo estratégico de su posición geográfica, le servía de escondite en algunos casos a los sediciosos y en otras oportunidades a los centralistas.

     Ocumare a pesar de habérsele considerado territorio aislado, fue y sigue siendo la ciudad más importante del Tuy, por cuya hegemonía y por disposición de la Constitución de 1904 día 27 de abril, auspiciada por el General Castro, se le designa capital del Estado Miranda, tal designación le dura hasta el14 de enero de 1927. Su nombramiento como capital estatal, da nuevos bríos a la naciente ciudad, florecen las artes, se fundan museos, teatros, escuelas, el periodismo aflora, la Legislatura crea nuevas leyes, se compone el Himno del Estado y el Escudo Provincial, se crea la Policía Estadal y su primer código, se funda la Biblioteca del Poder Judicial, llega la electricidad, la aducción de agua potable, florecen las industrias; en fin Ocumare es el artífice que sirve de base al actual Estado Miranda que hoy conocemos.

     El Ocumare de hoy, es una zona eminentemente residencial y comercial en vías de mayor desarrollo, que sólo espera la terminación de la Autopista La Peñita – Ocumare y la construcción de la Carretera Altagracia – Ocumare; obras éstas que una vez concluidas y unidas al Aeródromo Metropolitano harán de Ocumare una zona privilegiada y encrucijada del tránsito tanto terrestre como aéreo del país.

Los Canarios en Los Valles del Tuy (1670 – 1810)

Subido Por: Iván López.

Vista de Santa Lucia y Los Valles del Tuy, desde el Cerro San Ramón, Municipio Paz Castillo, Foto de Juan Manuel Carrasco Davila, año 2012.

LOS VALLES DEL TUY.

     Los valles comprendidos en el Tuy Medio y Alto se convierten en el centro de la expansión cacaotera desde fi­nes del s. XVII, con la mano de obra esclava como su fuerza de trabajo esencial. Son tierras que no superan los 1.200 m. con elevadas temperaturas y pluviosidad, aunque su escasez durante la seca hace necesario el regadío para incrementar sus cultivos. En los 80 del XVII todavía hegemonizaba la producción la región costera de Aragua, Valencia y Cara­cas. En la primera década del XVIII, después de varias de intensa plantación, ya había más árboles en el Tuy. Suelo abundante, alta pluviosidad e irrigación proporcionan cosechas de hasta 25 y 30 fanegas. En 1720 producen el 60% del cacao de la provincia y en 1744 superan sus tres cuartas partes.

     El Alto Tuy se vertebró como el eje esencial del boom del cacao desde 1680. Entre 1684 y 1744 el incremento de los árboles se mantuvo imparable, una media de 75.000 por año. Se pasa de cerca de un millón en 1720 a uno y medio en 1744, sólo superado por Barlovento, que se ha­llaba en plena época de roturación. Mientras que el Bajo Tuy era un área alejada con tierras cuya propiedad dio lu­gar a constantes pleitos entre inmigrantes y hacendados, el Alto estaba hegemonizado por la oligarquía mantuana, al haberse puesto en explotación en los últimos años del XVII y primeras décadas del XVIII, un período que se co­rresponde con los de los asientos francés e inglés. Mientras que la primera parroquia del Bajo Tuy es de 1727, la mayor intensidad plantadora en el Alto coincide con la etapa do- rada del monopolio británico, en la que la venta de esclavos pasa de 100 anuales entre 1715-28 a 350 entre 1729-39. La   se manifiesta incapaz de suministrarlos. Sólo 350 son vendidos legalmente entre ese año y 1784.

     Por esas fechas la oligarquía mantuana ya se había he­cho con la propiedad de las haciendas cacaoteras más fér­tiles, irrigadas y accesibles en los Valles del Tuy y con un número relativamente elevado de esclavos. Las del Alto Tuy poseían 2.000 árboles más que en Barlovento. La ventaja con las de no acomodados era todavía más ostensible, pues tenían una media en 1744 de 1.000 menos que en 1720. Mientras que las mantuanas tenían en 1720 de un 20 a un 40% más que las modestas, en 1744 la diferencia se había incrementado desde un 50 a un 70%’. Un enriquecimiento que explica sus inversiones en plantaciones y esclavos en esas dos décadas.

      En 1720 los Valles poseían un total de 813.700 árboles en una extensión de 20.342 fanegadas y media. En el padrón de Olavarriaga, su concentración en la élite. De los inmigrantes sólo es destacable el caso excepcional de Bernardo del Toro, que posee 524 fanegadas y 21.700 cacaoteros. Sólo figuran 5 que van desde los 2.000 árboles y 50 fs del grancanario An­tonio Robles Villafañe, a los 8.000 y 200 de Antonio Sosa y las 125 del guíense Salvador Mederos. Con mucho, el mayor hacendado es Pedro de Ponte con 1.250 y 50.000 árboles2.

     El lagunero Juan Francisco La Mar y el orotavense Sebastián de Castro Acevedo son de la segunda mitad del XVII y fueron en sus comienzos mercaderes. La Mar tuvo tres matrimonios, el primero con una lagunera y el tercero con la criolla María Candelaria, cuya hija Feliciana fue su único descendiente que llegó a la edad adulta. En este últi­mo le dieron en dote 2.000 árboles y una fanegada de tierra. Poseía 14 compradas a los herederos del tesorero Fernando Aguado. Tenía sembrados 5.700 de los cuales 1.130 estaban recién plantados. Era dueño de 14 esclavos. Castro se había trasladado con anterioridad a 1670, pues contrae matrimo­nio con María Díaz de Andrade en 1665, con la que tuvo 5 hijos. Aportaron al matrimonio 3.000 y 2.500 pesos. Poseía dos haciendas a orillas del Tuy, a una y otra banda, en las que tenía hasta 24.000 árboles y unas tierras en la Quebrada Uricuru. Estaban muy gravadas, pues tenía que hacer frente a 4.570 pesos de capellanía. Su único hijo varón, Sebastián, poseía 200 fanegadas con 12.000 árboles. Sus herencias se terminan difuminando en la década de los cincuenta3. En la siguiente generación su acceso a la propiedad se torna difícil. Comúnmente se obtendrá a través del comercio y la compra de propiedades gravadas, como ocurre con el tinerfeño José Antonio García Albersa. Era mercader y propietario de una arboleda de cacao con 52 de esclavos, cargada con un censo de 4.000 pesos4. Los más habituales son mayordomos, co­mo el tinerfeño José Antonio Viera5.

Vista de Los Valles del Tuy, desde el Cerro San Ramón, Municipio Paz Castillo, Foto de Juan Manuel Carrasco Davila, año 2012.

 Santa Lucía y Ocumare del Tuy

      En los Valles del Tuy, Santa Lucía de Paraiguán y la Sabana de Ocumare son las localidades de mayor entidad. Santa Lucía, con 3.382 habitantes en 1810, era un anti­guo pueblo de indios. No tuvo verdadero desarrollo hasta mediados del s. XVIII gracias al presbítero Marcos Reyes. En 1749 donó el territorio para fundarlo, una hacienda de cacao para mantener la iglesia y dos o tres leguas de tierra para uso colectivo, «de manera que cualquier pobre tiene derecho para ocupar este pueblo, y se le señala cuadra o terreno por este cura para construir su casa y se le dan tierras para seis almudes de sembradura, y finalmente siembra las tierras que quiere». Este legado permitió el asentamiento de canarios, lo que explica que hubiese en él en 1784 entre los 2.207 habitantes 308 blancos, 538 indios, 287 pardos, 290 negros y 784 esclavos. No obstante la propiedad estaba mal repartida, ya que las 47 haciendas de cacao «las poseen los ricos»6. Su justificación la enunció en un texto de 1749, en el que se muestra partidario del trabajo libre. Los hacenda­dos convenían en la necesidad de jornaleros libres, «ya por­que las más de las haciendas no tienen suficientes esclavos o ya porque todas necesitan libres para casos urgentes de una acequias nueva, de una ruina de un cerro, una roza, estan­cadas, desechar una sublevación de esclavos, una muerte, guardas para los caminos, cimarrones y ladrones»7.

     Con anterioridad a esas fechas los canarios de los que tenemos referencias se limitan a un grupo de hacenda­dos medios, como el orotavense Juan Carrasco y Llarena, quien, como cuñado del capitán general Bethencourt y Castro, jugó un papel significativo en su gobernación. De procedencia aristocrática, enlazó en 1713 con una dama de la oligarquía, Ana Nicolasa, hija del contador Gabriel de Rada, con la que tuvo 7 hijos. Compró una arboleda de cacao con algunos esclavos en Santa Lucía, que completó con la heredada por su mujer. Administró también la de la hermana de su mujer. Tuvo cuentas con otro hacendado de Santa Lucía, el palmero Domingo Pérez Volcán. Este último, el victoriero Andrés Pérez de la Peña y el palmero Manuel Fernández Romero completan la nómina de ha­cendados canarios del lugar. Volcán y Fernández Romero, primos, son exponentes de dos familias palmeras emigran­tes con mercaderes y hacendados en Cuba y Venezuela. El piloto José Fernández Romero participó en la fundación de Montevideo8. Los mayores hacendados isleños eran los tacoronteros Domingo Velázquez y José Hernández Sanabria, suegro y yerno. Poseían 40.000 árboles y 51 esclavos en una hacienda conjunta9. Entre los menos acomodados sólo tenemos el casamiento en 1791 con una hija de mestiza e indio del grancanario Cristóbal Marrero, con un herma­no y un sobrino residentes en el lugar10.

     En el último tercio del siglo XVIII, con la decadencia cacaotera y la expansión de la caña, el añil y más tarde del café, crean compañías para arrendar tierras o trabajar co­mo mayordomos. Junto con ellos se suman cultivadores de pequeños conucos y algún que otro pulpero o vendedor ambulante como Juan Bautista Padrón. Entre los mayor­domos el tagananero Salvador de Sosa, soltero, enterrado por su pobreza con mortaja blanca, cuyos bienes se limitan a dos cochinos, 8 cargas de maíz en mazorca, una muía y 45 pesos de la venta de 9 cerdos. Servía en la hacienda de cacao de Toribio Espinosa en Zuapire por 250 pesos anuales11. Varios son los conuqueros que cultivan pequeñas suertes de terreno en el tránsito de los siglos XVIII al XIX12. Dos herreños, Juan y Diego Hernández Quintero crean una compañía con 5.624 pesos de una hacienda de café en los Manches en terrenos de la mujer de Juan. Después arrenda­ron por 3 años en Santa Lucía una de añil a la que agregaron 5 tablones cuya planta compraron en el mismo valle, en la que invirtieron 1.145. Su «trabajo y cultivo se hace a costa de jornal que se paga a peones libres»13

     Ocumare del Tuy era el mayor de los pueblos del Al­to Tuy. Fundado en 1683, con 4.692 habitantes en 1810 proveía de servicios comerciales, administrativos y religio­sos a las haciendas de su zona. Aunque fue eminentemente esclavista, sin embargo residieron pequeños cultivadores, pulperos y vendedores ambulantes inmigrados. Esa nume­rosa colonia explica que las advocaciones y patronato de su parroquia residan en San Diego de Alcalá y la Virgen de Candelaria. En su nicho principal estaba esta Virgen y sobre ella un cuadro de San Diego. Como recoge Martí, alternati­vamente sufragaban una misa los sábados a La Candelaria y Altagracia los canarios y los mulatos, «poniendo ellos la cera, pagando los músicos y cantores» y un peso a quien la canta». En 1783 tenía 53 hacendados, todos de cacao, excepto uno que poseía un trapiche14. Su tráfico atrae a mercaderes como el tinerfeño Antonio Gómez, que contrae matrimonio en 1805 con la natural de Ocumare, Jacinta Rolo, hija de los tinerfeños Francisco Rolo y Teresa Barrero15.

    Una de sus familias más significativas eran los Gonzá­lez Barrios de Tamaimo (Santiago del Teide), tres herma­nos (Salvador, Bartolomé y Juan) y dos sobrinos (Agustín y Juan José). Contrajeron nupcias en Venezuela con hijas de isleñas. Bartolomé compra a plazos allí en Ocumarito una hacienda de cacao de 8.000 árboles, de la que debía toda­vía más de mil pesos al testar en 1770. Tenía 15 esclavos, de los que 5 eran mujeres. Su hermano Salvador retorna a su pueblo de origen, donde vuelve a casarse con Francisca Gorrín. Invierte 30.000 pesos en distintas propiedades y se convierte en un hacendado medio. No obstante la familia mantuvo mancomunada la hacienda incluso con posterio­ridad a la independencia16. Otros propietarios medios reci­ben sus precarias plantaciones por herencia de sus esposas, como el grancanario Jerónimo Medina, que testa en 1778, y de Sebastián García que lo hace en 178617.

     Antonio y José Saravia son grandes hacendados aroneses en Ocumare. Emigrados en 1791 hacen una conside­rable fortuna a través de compañías y arrendamientos de trapiches y haciendas. Antonio enlaza con una hija del mar­qués del Toro, Petronila del Toro, aunque no tienen suce­sión. Mueren asesinados en la guerra de independencia. Se hace cargo de su hacienda su sobrino Diego. Contaba con oratorio, con 76 esclavos y con 40.000 matas de cacao18.

     No todos los canarios eran hacendados, sólo que es más difícil acceder a ellos. Cultivaban conucos en tierras ajenas, como los santacruceros Antonio y María Bernarda Pérez con 9 hijos, de los que 7 murieron parvulitos y sus cuñados Antonio y Manuela Pérez. Bernarda sólo tenía  «una casita de paja sin suelo en el pueblo de Ocumare con los trastos que son una cama de barandilla, un cancel, 7 sillas de suela, 4 vasos y una limeta de cristal»19

Vista de Cúa y los Valles del Tuy, desde el Mirador de Sabana de piedras Vía a la Magdalena, Foto de Iván López año 2008.

San Francisco de Yare, Tácata y otros del Tuy alto.

     San Francisco de Yare es una pequeña localidad esclavista. De sus 1299 habitantes 850 son esclavos en 1783. En 1800 la proporción sigue siendo similar, sólo 74 blancos y 1659 esclavos e indios para un total de 1733. Los isleños son pequeños  o medianos  propietarios, pulperos o mayordomos. Predomina el cacao, aunque se introducen paulatinamente la caña, el añil y el café. Treinta eran sus hacendados en 1783. Entre ellos el santiaguero Juan Cartaya, casado con la mulata María Rita Moreno. Poseía una hacienda de añil en el sitio de Combito. Había sido diezmero, como su pariente y paisano Juan González Trujillo, casado y sin hijos. Tenía cuentas con su sobrino José Trujillo, pero no poseía más que una casa de Bajareque. Su paisano Bernardo Martel, casado con una hija de isleños, María del Carmen Mirabal y con 4 hijos, trabajaba en una pulpería con su paisano Rosalío Gómez a la que había aportado 600 pesos. Reconoce a Lucía como hija suya y era deudor de 300 pesos a uno de  los mayores mercaderes y hacendados de La Victoria, el granadillero Juan de la Cruz Mena. Encomienda a su hijo Ricardo a su paisano Feliciano Borgespara que lo eduque y críe como hijo como hijo «por la mucha confianza que tengo de él»20

     Son tres de los hacendados  el tinerfeño Juan Díaz de Ávila, el grancanario Juan Antonio Moreno y el lanzaroteño de Yaiza Francisco Saavedra, pero lo son en el último tercio del s. XVIII, cuando por cargas, subdivisiones y quiebras por deterioro y baja rentabilidad se subastan las mantuanas21.

     Tácata es un pueblo construido sobre cerros con arboledas y terrenos en los que se cultiva maíz, yuca y plátanos. Aunque cuenta con propiedades de hacendados, la tierra está más repartida, lo que explica que en un total de 1425 habitantes hubiera 146 blancos, 553 indios, 308 pardos, 44 negros y 374 esclavos. En la primera mitad del XVIII viven allí el granadillero Francisco Pérez Bello y el silense Simón González Mendoza, casados con hijas de isleños. El primero, diezmero, con 12 hijos, de los que eran adultos, poseía una hacienda de cacao gravada con 3750 pesos y un trapiche en Iscaragua. El silense tenía 3 hijos adultos. A las 2 hembras las casó con paisanos. A Lucía con Juan Manuel Núñez de Aguiar, dedicado a la cría del ganado y a María Simeona con Miguel Antonio Carrasco. Este regentaba con él el trapiche arrendado en Guare al regidor José Félix Arteaga. Por su administración y trabajo se llevaba un tercio de los beneficios22.

     En el último tercio del XVIII se encuentran parientes procedentes o ligados por la sangre con Fuerteventura. Se trata del majorero de Pájara Juan Vera Trujillo, soltero, con un hermano y un sobrino en la Sabana de Ocumare; Luis Rodríguez Vera Trujillo y su hijo Francisco y de su sobrino, el guimarero José Antonio Sánchez Castro y su mujer la natural de Tuineje Sebastiana Morales23.

     Próxima a Ocumare, Santa Teresa es una localidad esclavista, aunque el buenavistero Pedro Martin León, que testó en 1770, hubiera donado tierras a su iglesia y atrajera gracias a ellas personas libres. Se había obligado a construir la fábrica de su parroquia y varias capellanías por 2.500 pesos de principal. Poseía dos haciendas, una en las vegas del Guaire y otra en la del Tuy de 13.800 sobre la que estaba pleiteando con Bartolomé del Castillo. Era dueño de 33 esclavos. Había dejado a Santa Teresa las tierras de Covalito y de la Cruz. Su mayordomo era el tinerfeño Santiago Álvarez, más tarde establecido en Panaquire24. En 1783 Santa Teresa tenía 435 esclavos y 131 indios para un total de 854. En 1800 el número de blancos se ha incrementado sensiblemente. De 1909 eran 392, los indios eran 224, los pardos 236, los negros 271 y los esclavos 786. En el último tercio del s. XVIII se asientan los naturales de Teguise, Antonio Agustín Cuadro y María Josefa Rodríguez, casados allí en 1806. María se había trasladado con sus padres, que en ejercicio de la patria potestad le da licencia25.

Vista de los Valles del Tuy hacia Charalleve , desde la Magdalena, Foto de Iván López, año 2008.

     Charallave, anexo a la Guaira de Paracotos, es transicional hacia los Valles del Tuy. Construido sobre un Cerro, tiene buenas siembras de maíz, aunque sus habitantes, en opinión de Martí son pobres «porque no quieren trabajar», aunque no serían ricos si lo hiciesen «porque no tienen mulas ni caballos para transportar el maíz a Caracas». Conservaba en 1783 tierras de indios. Eso explica que lo habitasen en ese año 455, mientras que el conjunto de españoles fuera de 363. 26. En su matricula de 1800 para un total de 1.454 personas había 649 blancos, 44 indios, 162 pardos, 146 negros y tan sólo 48 esclavos. A juzgar por el número de blancos, es probable que hubiera isleños o de descendientes procedentes de los colindantes Altos del Valle de Caracas. Sin embargo, solo tenemos referencias del orotavense Antonio Felipe Machín, que se entierra con mortaja blanca en su iglesia. Casado en Arico y con 4 hijos, no se acuerda de la última «por haber quedado mi mujer fecunda a mi partida». Era Constructor de acequias en el Tuy27.

      En sus proximidades se encuentra Marín o Cúa, pueblo esclavista por excelencia, con una gran hacienda del marqués del Toro. En 1783 con una feligresía de 1.531 vecinos, tenía, 1.038 esclavos. En 1800 seguía presentando un panorama similar. Para un total de 2.555 habitantes, 1.238 son esclavos. Los blancos son 213, los indios 200, los pardos 510 y los negros libres 240. Bernabé de Acosta tiene una pequeña hacienda con animales. De su matrimonio con una criolla tiene una hija adulta, desposada con su paisano Juan Ángel González Bello, pulpero en compañía de Blas de León. Tiene una pequeña hacienda con algunos animales. El grancanario Francisco Martín, con 5 hijos con Juana Francisca González, es mayordomo del marqués del Toro. Le sirve como arriero su paisano Blas de León. Su albacea es el santiaguero Juan González de Barrios28.

Tomado del Libro Los Canarios en la Venezuela Colonial. (1670 – 1810) de Manuel Hernández.

Referencias o notas del escrito:

1         FERRY, R. J. Op. cit., pp. 105-129.

2         OLAVARRIAGA, P. J. Op. cit., pp. 253-255. Mederos tiene 9 es­clavos. Poseía 4 libros de la Madre de Agreda. Con dos matrimo­nios, el primero con su paisana Isabel Ruiz sin descendencia, y el segundo con Bernardina Justiniano con 4. Dos de ellas casan con isleños, Mariana con el tinerfeño José Suárez Marrero y Paula con el grancanario Juan Manuel García Naranjo. Ibídem, 1741. Testa­mento de 31 de diciembre de 1735 y codicilos de 22 de enero y 16 de febrero de 1736.

3         Castro fue albacea de dos parientes y paisanos Félix López de la Cruz y Fernando de Castro. R.RC.T., 1700. 13 de agosto de 1695 e Ibídem. 1707,23 de marzo de 1703. OLAVARRIAGA, R J. Op. cit, p. 254.

4         Casado con una hija de isleños y con tres hijos adultos, había aporta­do al matrimonio 26.000 y su mujer sólo 270. Tuvo compañía con su paisano Antonio Hernández Orta, de la que le resultó un superá­vit de 4.000 pesos. R.RC.E. José Manuel de los Reyes, 28 de octubre de 1769. Similares circunstancias concurren en José Díaz Andrade, con 8 hijos adultos de su matrimonio con María Candelaria Padrón, hija de isleños, entre ellos uno clérigo, el Bachiller José Francisco Díaz Debía a su compadre el también mercader José Lázaro Rodrí­guez 4.896 pesos de sus negociaciones Poseía una hacienda de cacao en el Tuy en el sitio de Tacurón con 52 esclavos de todas las edades. Tenía otros 5 para el servicio de la casa. Tenía otro hermano en Ca­racas, Francisco Venancio. Ibídem. Eleizalde, 2 de julio de 1784.

5         Soltero, trabajó en la hacienda del capitán Juan Francisco Solórzano. Dice que «no tuvo ningún hijo conocido». Deja por heredera a Ignacia Ortega, mujer que le cuidaba en su enfermedad. Ibídem. 12 de octubre de 1808. También el del tinerfeño Nicolás Francisco González, casado tres veces con hijas de paisanos y con 7 hijos adul­tos. Había sido mayordomo en el Tuy de Lucas Martínez de Porras y de Juan Antonio de Urbina en Caucagüita. Ibídem. Francisco Buenaventura Terrero, 3 de enero de 1770.

6         MARTÍ, M. Op. cit., tomo II, p. 602.

7         REYES, M. «Razones que descubren ser conveniente pueblo en el Valle de Santa Lucía». Reproducido íntegramente en NAVAS MORALES, S. Anécdotas y gentes de Santa Lucía. Los Teques, 1992, pp. 30-38. Sobre Santa Lucía, véase también A. A. A. V. Santa Lucía de Pariaguán (1621-1981). Caracas, 1982.

8         Romero tuvo una sola hija de su matrimonio con una criolla. De­jó como tutores a Domingo Pérez Volcán y a Francisco Álvarez de Abreu. Creo una capellanía de 3.000 pesos para su sobrino Bernardo de Acosta, futuro canónigo de la Catedral. Poseía una arboleda valo­rada en 25.000 pesos, que había aportado al matrimonio. Cuando creía no tener sucesión, convino en donarle a su mayordomo y pai­sano 4.000 árboles. Su primo Domingo, casado en 1727 con una criolla y con 6 hijos adultos es un certero exponente de las cadenas migratorias entre la élite mercantil isleña. Casó a su hijo Antonio con su ahijada Josefa Fernández Romero, única hija y heredera de su primo. La capellanía que éste fundó la recibió su hijo Carlos. Su hija María Teresa contrajo nupcias con el comerciante vasco Joaquín Castillobeitia, Regidor del ayuntamiento caraqueño. Era dueño de una hacienda de cacao de 30 fanegadas de tierra en Santa Lucía, amén de una estancia en Chacao con un trapiche y 52 esclavos. Un hermano suyo, José, presbítero, había muerto en la provincia de Ca­racas y otro, Manuel, en La Habana. Un primo suyo fue un gran hacendado en esa isla. La lista de parientes emigrados sería inter­minable. De algunos hablaremos en este trabajo. Respectivamente, Areste y Reyna, 6 de octubre de 1728. Del Portillo, 17 de enero de 1736 y José Manuel de los Reyes, 26 de septiembre de 1750.

9         Pérez de la Peña, casado con una hija de isleños, tenía 12 hijos adultos y 4 fallecidos de tierna edad. Poseía una hacienda de 2. 547 árboles de cacao, con 17 esclavos, 7 de ellos mujeres. Había abierto una ace­quia para irrigarla en compañía de José Duarte, a mitad de costos. Se habían gastado en ella 7. 200 pesos. Estaba sumamente gravada por un censo de 4.000 pesos a las concepcionistas y otro de 800 para 4 fiestas de la iglesia de Santa Lucía. A.A.H. Civiles, 1779. Testamento de 19 de mayo de 1779 y R.P.C.T, 1780. Testamento de Hernández Sanabria. Ocumare de la Costa, 17 de noviembre de 1764.

10      A.A.H. Civiles, 1791 Petición de Cristóbal Marrero.

11      R.P.C.E. Ascanio, 20 de abril de 1805. También el tinerfeño Juan Marrero mayordomo de una hacienda de cacao que tenía arrenda­da el comerciante ramblero Antonio Oramas. Ambos pleitean so­bre el derecho que tenía a poseer puercos y aves. Oramas defiende que sólo se le permitía un corto conuco y le acusa de malversación en el cacao, el maíz y el arroz cultivado, por lo que lo despidió. A.A.H. Civiles, 1803.

12      Son el grancanario Juan Antonio Pérez, casado con 2 hijos, que tenía en Suapire una labranza de maíz, plátanos y yuca en tierras de Félix Tovar; el tinerfeño Bernardino González, cultivador de maíz, con una troja frente a la pulpería de su paisano Juan Bautista Padrón, y el chasnero José Alonso Mena, casado y con 3 hijos, uno de ellos en paradero desconocido. Tiene cuatro esclavas y una porción de tie­rra en Agua amarilla en esa jurisdicción. Respectivamente, R.P.C.E. Ximénez, 9 de octubre de 1814. A.A.H. Civiles, 1805 y R.P.C.E. Aramburu, 25 de junio de 1805. También el grancanario Francisco Antonio Morales que casa con la natural de Santa Lucía María An­tonia Piñango en 1796. A.G.N. Disensos y matrimonios.

13     Ibidem. Ascanio, 24 de octubre de 1805.

14     MARTÍ, M. Op. cit., tomo II, pp. 580-583.

15  A.A.H. Civiles, 1805.

16      Testamento de Bartolomé en A.A.H. Civiles, 1794. Ocumare, 22 de julio de 1770. Salvador al partir para su tierra natal en R.RC.E. Reyes, 27 de septiembre de 1770. EnTamaimo, 11 de diciembre de 1806. Copia propiedad de Ernesto González Rodríguez, a quien se lo agradecemos. Sobre Salvador y su familia en su lugar de origen véase GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, E. «El Valle de Santiago». El Día, septiembre de 1993.

17      Medina tiene 5 hijos adultos de su matrimonio con la criolla Ro­salía del Barrio, que heredó la sexta parte de las tierras de su suegro en Ocumare, de donde era vecino. En ellos tenía plantados 500 árboles. Poseía una bodega que administraba su hijo y una pulpería a medias con su paisano Francisco Borges. Su principal, que era suyo, era ridículo, 130 pesos. Casa a una de sus hijas con su paisano Salvador Rodríguez. Contrata peones a 2 reales diarios. Era dueño de 10 tablones de añil en Carapa en otro trozo heredado, cultivado a medias con su yerno. R.RC.E. Texera, 14 de septiembre y 1 de diciembre de 1788. García estaba casado con Rosalía de Osorio. Testa ante su teniente justicia mayor José Antonio de Osorio, con 7 descendientes adultos. Poseían dos haciendas heredadas por su mujer en La Vega y Yaguare y otras dos compradas en Gil y Doña María todas citas en el Valle de Ocumare. Testamento por poderes de su hijo Juan José en R.RC.E. Texera, 9 de agosto de 1786.

18     R.P.C.T., 1815. Testamentarias de Francisco y Antonio Saravia.

19     A.A.H. Civiles, 1804. Testamentaria de Bernarda Pérez, vecina de la Sabana de Ocumare. 6 de Julio de 1804.

20     Respectivamente en R.P.C.E. Aramburu, 9 de Enero de 1791, Castrillo, 13 de octubre de 1814 y Jiménez, 26 de Junio

 de1815.

21     Díaz de Ávila, casado con una hija de isleños y con 9 hijos adultos era dueño de una arboleda comprada a su paisano Miguel Bello por 7.000 pesos. Era de 29.000 árboles y con 46 esclavos. Dejó un patrimonio para su José Nicolás Díaz, Canónigo de la Catedral de Caracas y catedrático y rector de su universidad. Moreno, casado con Teresa González de la Rosa y con 12 hijos de los que vivían 5 era también mercader. Poseía una arboleda en Yare. Singular era sin duda Francisco Saavedra, exponente de la migración familiar del tránsito del XVIII al XIX, casado dos veces, con la majorera de Villaverde Agustina Viera con un hijo y con su paisana María Francisca de la Cruz, con la que tuvo 10 que superaron la pubertad. A uno de ellos, Lucía, la casó con su paisano Francisco Rodríguez. Había adquirido por remate en 1810 una hacienda de José Tovar, compuesta por 1.500 cacaoteros, 44 esclavos, 14 f. de tierra de vega y 500 montuosas. Es curiosa su forma de adquirirla en año tan señalado. Apreciada en 23.000 pesos, sólo abona 500 en contado y 1.000 en vales. Se compromete a sufragar los restantes en un censo al 5% anual a favor del real erario. En plena guerra, en 1817, se hizo con una valorada en 35.000, de 11.392 árboles y con 42 esclavos. Pagó por ella 5.000 en plata y vales y el resto en censos. Respectivamente, A.A.H. Civiles, 1808. Testamento de 16 de febrero de 1803. R.P.C.E. Aramburu, 15 de julio de 1797. E. Ibídem, Hernández Guerra, 16 de agosto de 1819.Sobre José Nicolás Díaz, véase su expediente de grados en BAHUCV nº 4. Caracas, 1985, pp. 161-265.

22     R.P.C.T.1738, 23 y 24 de julio de 1735 y R.C.P.E. Cabrises, 11 de noviembre de 1759.

23     Vera funda una capellanía en la provincia para los hijos de su sobrino y un patronato para el casamiento de dos doncellas pobres en su pueblo natal. José, viudo y sin hijos, deja sus bienes para la construcción de una capellanía a la Virgen del Carmen en su pueblo natal. Había comprado una posesión a Teresa Urbina gracias a la fianza de Vera por 4.500 pesos, 2.000 en censo y el resto a pagar en 4 años, pues sólo había aportado 522. Era 3.000 cacaoteros y con 10 esclavos. Debía 6 de ellos bozales a las Oficinas Reales. Todo ello es demostrativo de su escasa capacidad financiera y de su grado de endeudamiento. Juan Vera en Ibidem. Aramburu, 4 de septiembre de 1805. Sebastiana Morales en Puncel, 19 de septiembre de 1789 y José Antonio en Texera, 21 de noviembre de 1820.

24     A.A.C. Testamentos. Leg.88. Santa Lucía, 1770.

25     A.A.H. Civiles, 1806.

26     MARTÍ, M Op. Cit., tomo II, pp. 567 – 569.

27     R.P.C.T. 1744. Testamento ante Marcos Francisco González presbítero con capellanía de los Valles de Yare y de Cara, 1 de julio de 1744.

28     Ibídem, 1771. Testamento ante el cura de San Francisco de Cara, Francisco Arocha, 26 de marzo de 1769 y R.P.C.E., Portillo, 11 de marzo de 1750.

APORTES A LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL NOMBRE DE CÚA

 Prof. Manuel V. Monasterios G.

Vista de la Calle Comercio, Cúa, desde el Campanario de la Iglesia, nuestra Señora del Rosario, Años 70.

     El nombre de la población de Cúa se presta a equívocos, todos estamos de acuerdo que tiene un origen indígena, pero surgen varias hipótesis, la más conocida es que afirma que tiene su origen en el Cacique Cue, quien ayudó en su fundación al Fraile Manuel de Alesón, otros creemos que su origen se relaciona con la india Apacuana, ajusticiada en ese lugar, donde se fundó por segunda vez la población de Santa Rosa de Marín. Trataremos de presentar al lector sintéticamente las dos visiones.

    Don Ramón Armando Rodríguez, ilustre cueño, autor del “Diccionario Biográfico, Geográfico e Histórico de Venezuela”, publicado en año 1957, impreso en España, escribió:

“…El primitivo pueblo tuvo su origen en el sitio denominado Marín, cerca de un kilómetro al S.O. de su situación actual, habiéndose fundado definitivamente en 1690 por el padre misionero franciscano Fray Manuel de Alesón. Ayudó en esta fundación el cacique de esta comarca llamado, Cué o Cúe, aliado de los españoles, de cuyo nombre se deriva el luego vino a tomar la población….”

     Esta es la tesis difundida durante más de cien años. En el “Diccionario Histórico, Geográfico, Estadístico y Biográfico del Estado Miranda, de Telasco A. MacPherson, editado en 1891 hacía suya la tesis de Don Arístides Rojas quien afirmaba:

 “……… Cúa:” Etimológicamente Voz Cumanagota que equivale a cangrejo, cucuar, quebrada o arroyo de cangrejos. Pero en el caso de Cúa, no fue como se llamó antiguamente, sino Cue, nombre del indio fundador” (1)

     Quienes creemos que esta historia del cacique Cue, no pasa de ser una leyenda, nos fundamentamos en hechos irrefutables:

1-   No existe ningún documento que demuestre la existencia de un Cacique llamado Cue.

2-   Fray Manuel de Alesón, en los documentos de las misiones de los franciscanos en los llanos de Caracas, no aparece como fundador de ningún pueblo en los Valles del Tuy. Aunque estuvo encargado de la parroquia de Charallave y atendió como capellán a Ocumare, no hay documento que evidencia su paso por  Santa Rosa de Marín, nombre que tuvo la población de Cúa en sus orígenes.

     Nos atrevemos a plantear la tesis del origen del nombre de Cúa ligado a la India Apacuana, quien se alzó contra los encomenderos españoles y fue ajusticiada en una colina donde posteriormente se trasladaría la población de Santa Rosa de Marín.

     La lingüística como ciencia auxiliar de la historia nos permite una aproximación al origen etimológico del vocablo Cúa, el cual se impuso a la larga sobre los nombres de Santa Rosa del Valle de Marín y Nuestra Señora del Rosario de Marín. (Alias Cúa), Así le llamó el Obispo Mariano Martí en su visita pastoral en 1783.

“El tronco CARIBE es uno de los más importantes de la América del Sur, tanto por el número de lenguas entre 40 y 60, incluso varias desaparecidas y otras en vías de extinción, su ubicación geográfica parte de las selvas amazónicas del Brasil y se extienden hasta las antillas, lo que evidencia que algunas de estas tribus de origen CARIBE eran buenos navegantes” (2)

    Según Swadesh (1959) “el grado de divergencias internas del tronco lingüístico caribe sería de 37 signos mínimos, lo que corresponde aproximadamente con la fecha de dispersión más antiguo del grupo Proto-caribe  propuesta por Villalón (1991) Este autor, basándose en el hecho de que las 14 lenguas caribe por ella estudiadas, el yukpa y el panare, que son los más divergentes han conservado el 37 – 39% del vocabulario cognado, hace remontar dicha dispersión a 3290 años atrás”.(3) 

“El deslinde entre varias lenguas caribe es problemático y no siempre corresponde a los límites étnicos. Asi por ejemplo, Edwards (1972) sostiene que monolingües en  akawaio y arekuna no tienen dificultades de incomprensión lingüística” (4)

     La denominación de las tribus caribes, entre los diversos grupos se origina en la lengua o dialecto hablado por el grupo, este a su vez da origen al nombre del lugar donde se ubica la tribu. 

   En 1762 el Obispo de Caracas Diego Diez de Madroñero ordena, durante su Visita Pastoral a la Capellanía de Santa Rosa de la Hacienda Marín, bajo pena de excomunión, el traslado del templo al sitio de la CUA o de CUANA, el mismo lugar donde los conquistadores ajusticiaron a la INDIA APACUANA. (JOSE DE OVIEDO Y BAÑOS. Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela. Ediciones Fundación CADAFE. Caracas 1983.) 

Iglesia de Cúa, Finales de los Años 70 siglo XX.

     La voz Cúa o Cuana esta castellanizada, debería ser kua o kuana. De los grupos lingüísticos la mayor aproximación a los Quiriquires, primeros habitantes de los Valles del Tuy, la encontramos en el grupo ye-kuana, ubicado hoy día en el Amazonas Venezolano. 

     El vocablo YE_KUANA, semánticamente es una oración que significa “HOMBRES NAVEGANTES EN CURIARA”

YE—–MADERA

KU…..AGUA

ANA…GENTE  (5)

La voz Caribe KU RIA RA embarcación hecha a partir de un árbol ahuecado. (Ku-mana, Kari-Kua-o, Ku-na-viche, Wai-Ka Ma-Ku-To)

El nombre que le dió LOS CUMANAGOTOS a la palabra pueblo CHOTO   o  COTO (gente). (Arístides Rojas) (6)

En Cumanagoto, el río se llama TU NA YE CHE MAR   rivera del río, se dice TU NA YARAR. (Arístides Rojas). (7)

En el oriente venezolano unos tantos nombres geográficos terminados por  AL- CUAR –  KUARE –  KUAL – ANTAR   (Arístides Rojas). (8) 

Grupo indígena QUIRIQUIRE pobladores de los Valles del Tuy.

KIRIKIRE  ave de rapiña americana (Gavilán Primito en Venezuela)

KIRIKIRE.  Tribu existente en Brasil.

Kiri…… un tipo de maíz conocido por los indios del territorio venezolano.

MAKIRITARE. Nombre dado por los ARAWAK a los YE_KUANA. (10) 

     En síntesis los aborígenes que poblaron los Valles del Tuy pertenecían al troco Caribe, bajo la denominación de Quiriquires, Cuana en el dialecto Yekuana significa (Gente de aguas) o navegantes. Cúa es una contracción por ley del menor esfuerzo, Es decir el uso inveterado de la expresión:”…el lugar donde ajusticiaron a la india Apacuana…” se reduce a: «…  sitio de Apacuana”, se reduce a:”…Sitio de la cuana o de la cúa”. Trescientos años después se conoce solo como Cúa, Este fenómeno de uso en las lenguas es muy frecuente, por comodidad de los grupos hablantes se reducen las grafías o palabras manteniendo la connotación o significado igual.

 

Bibliografía.

 (1)  Macpherson, Telasco A. 1891 DICCIONARIO HISTÓRICO, GEOGRÁFICO, ESTADÍSTICO Y       BIOGRÁFICO  DEL ESTADO MIRANDA. Edición facsimilar. Gobernación del  Estado Miranda.

(2). (3). (4) Fabre, Alan 2005. DICCIONARIO ETNOLINGÜÍSTICO  DE LOS PUEBLOS INDIGENAS SUDAMERICANOS  CARIBE. Página Web. (Última modificación 06/04/08 

(5). (10) ORINOCO ON LINE    “YE-KUANA”        2008 Pagina Web.

 (6). (7). (8)  ARÍSTIDES ROJAS. ALGUNOS VOCABLOS DE LA GEOGRAFÍA, EN LAS PROVINCIAS CARIBES DE VENEZUELA. Biblioteca Digital Andina. Obra suministrada por la Biblioteca Nacional de Venezuela.

GUATOPO EN LA HISTORIA

Por:  Sixto Laya Gimón

Siglo XVI

Conquista y poblamiento:

     El topónimo GUATOPO, voz de filiación lingüística Caribe aparece mencionado por primera vez en la memoria documental  que aún se conserva del periodo inicial de la conquista y poblamiento de la Provincia de Venezuela. En las crónicas del período formativo de dicha Provincia,  y en especial después de que Santiago de León de Caracas le arrebatara a Santa Ana de Coro la dignidad de ser la “Cabecera” o Capital de la Provincia  en 1577, se relatan en ellas los hechos y hazañas ejecutados por los conquistadores españoles, durante sus expediciones  o “entradas” a los territorios circunvecinos a la recién erigida ciudad Capital.

Zonas de Población Aborigen cuencas del Tuy – Orituco – Unare,  Fuente: Sixto Laya Gimón con base al análisis documental consultado.

Expediciones a los Valles del Tuy

      Para  1574 se había dado inicio a la conquista y pacificación de los Valles del Tuy. Estos territorios eran  habitados y dominados por naturales pertenecientes a  las etnias de los Quiriquires y Tomusas, siendo estos últimos los que controlaban toda la zona de Barlovento. Con la llegada del invasor europeo  a los Valles del Tuy, se impone por la fuerza de las armas el dominio del conquistador español sobre los “indios de guerra” de la Nación Quiriquire y sus vecinos, viéndose estos obligados a replegarse y refugiarse justamente hacia la montañas espalderas de “la Cordillera que vierte a la mar y a los llanos” (Serranía del Interior), más allá de la Fila Maestra, en el Valle de Curabe posiblemente.

Inicio de la colonización de la Selva de Guatopo:

        Para consolidar el dominio español en todo ese extenso territorio al sureste de Santiago de León, el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, designa y capitula el año de 1584 al Capitán Sebastián Díaz de Alfaro para que funde dos ciudades en dicho territorio.   Díaz de Alfaro inicia su “pacificación” estableciendo con sus soldados una ranchería  a orillas del Tuy en el lugar conocido como “Sabanetas de Ocumare” en octubre del 1584 (Futuro asiento de Ocumare del Tuy). Desde allí continua con su expedición tomando rumbo al Este, siguiendo el cauce del Tuy, aguas abajo, hasta llegar a las inmediaciones de la actual población de Aragüita, donde a finales de ese año, funda la ciudad de “San Juan de la Paz”, de mucho renombre en su tiempo debido al descubrimiento en sus predios de las muy famosas minas de oro de Apa y Carapa, llevado a cabo por el propio Capitán fundador en medio de la intrincada Selva de Guatopo (Actual Parque Nacional Guatopo).

Primeras Colonias españolas en la Selva de Guatopo, Fuente: Sixto Laya Gimón con base al análisis documental consultado.

       Dejando bien establecida la naciente ciudad de San Juan con unos cuantos vecinos, Díaz de Alfaro continuó a toda prisa su expedición,  retornando al sitio de las Sabanetas de Ocumare, para desde allí, seguramente con la guía de algunos indios ladinos que le acompañaban, seguir la antigua ruta del paso montañoso Lagartijo-Curabe, trasmontando la Fila Maestra, para luego caer al “Valle de Curabe ó Valle de Buena Vista” como también se le menciona en las referidas fuentes. “En las riberas del valle de Buena Vista, encontró lugar bueno, cómodo y aparejado donde fundar”; y el día seis de enero de 1585, fiesta de los Reyes Magos, el Capitán Sebastián Díaz de Alfaro funda la ciudad de San Sebastián de los Reyes:

       Los formalismos rituales del acto fundacional se llevaron a cabo siguiendo la más añeja tradición hispana. El Escribano de la expedición Alonso García de Pineda  dejaba constancia en acta de todos los detalles y ceremonias de la misma.  Nacía la primera  y única población que ostentó la dignidad  y el título de “Ciudad”  en lo que hoy son los extenso territorio de los Estados Guárico, Miranda, Aragua y Cojedes.  Toda esa región extremadamente montañosa y selvática donde estuvo la ciudad de San Juan de la Paz y sus minas, fue de San Sebastián de los Reyes,  y en la actualidad forman parte del Parque Nacional Guatopo (1958).

Cordillera que vierte a la mar y a los llanos:

       Consideramos que la referida documentación  es la primera descripción geográfica de la actual Serranía del Interior“la Cordillera que vierte a la mar y a los llanos”; la cual constituye  la “divisoria de aguas”  entre las cuencas de los ríos Tuy y Guárico, sirviendo a su vez de lindero entre los modernos Estados Miranda, Guárico y Aragua. Después de haber transmontado la Serranía y caer a las vertientes llaneras de la misma, es cuando los expedicionarios del Capitán Díaz de Alfaro realmente toman conciencia de la magnitud de su “descubrimiento”. Habían logrado vencer la barrera orográfica que separa a los valles ribereños del Tuy Medio, como también las planicies de Barlovento,  de todas las vertientes a los llanos altos centrales. En rápida secuencia habían fundado dos ciudades, la primera en las riberas del Tuy a su entrada a la planicie de Barlovento en las inmediaciones de la actual población de Aragüita (San Juan de la Paz, de efímera existencia); y la segunda, la trashumante Ciudad de San Sebastián de los Reyes, en la vertiente sureña de su piedemonte llanero.

Todas las vertientes a los llanos:

        Una vez asentada la ciudad de San Sebastián en las cercanías del valle del río Orituco, el Capitán Díaz de Alfaro procede rápidamente al  “repartimiento de indios naturales  y tierras” a los primeros vecinos que le acompañaban en esa jornada fundadora,  y para asegurar la paz de los naturales y el buen orden de las mismas, declaraba el Capitán que… “Haciendo uso de los amplios poderes que del dicho Señor Gobernador tengo para encomendar indios a las personas que entraren en estas Provincias”; ordenaba al Escribano de la expedición que fuese anotando con la solemnidad debida en el “Registro y Data General  o Apuntamiento”: tantos  indios en tal parte, otros tantos en las vegas del Orituco, de Memo, en Apacuao, en Carapa, en Guatopo, en las Sabanetas de Ocumare; etcétera.  En esa forma apresurada realiza un padrón de indios, al frente de los cuales comienza a poner los nombres de sus compañeros de jornada para premiar sus servicios. Con esa visión repartió “encomiendas”  en el sector de Conoropa, a las orillas del Alto Orituco, así como también, aguas abajo, en las vegas del mismo río se asentaron otras encomiendas en las Sabanas de Guanarapa (hoy Guanape);  y también en las inmediaciones de la confluencia de la quebrada de Tinapuin (Tinapuy) por la margen derecha del Orituco, a las faldas del cerro Topano, en una extensa vega conocida en esos tiempos como “Mesa de Guaiqueríes”, donde posteriormente  se asentará el primer pueblo del Valle de Orituco, San Miguel del Rosario de Orituco. Esto ocurre mucho después de que San Sebastián de los Reyes lo “trasladaran” de su asiento original de Curabe, hasta su segundo asiento en Taguay (Estado Aragua) en los años iniciales de1600.

La fiebre del Oro en Guatopo

        La búsqueda desenfrenada de afloramientos auríferos dentro del perímetro de la Selva Guatopo, mantuvo ocupada toda la atención de los conquistadores por mucho tiempo.  Se realizaron innumerables cateos tanto por su frente del Norte (Apa y Carapa en las inmediaciones de Aragüita), como por su frente Sur, incursionando más allá de las cabeceras del río Orituco en el piedemonte llanero, hacia el propio corazón  de la indómita Selva. Los resultados de tanto esfuerzo fueron frustrantes, y no quedo otra motivación que la de dedicarse formalmente a colonizar y poblar el fértil valle del río Orituco, iniciando el riguroso proceso de “repartimiento de indios naturales  y tierras” desde el sector de Conoropa en el Alto Orituco, extendiéndolo aguas abajo por su valle medio, donde iniciaron la fundación de hatos ganaderos, el verdadero destino de San Sebastián de los Reyes y la andanada de pueblos que de ella nacieron.

Siglo XIX

Área del Parque Nacional Guatopo para 1958, Fuente: Sixto Laya Gimón con base al análisis documental consultado.

Colonias Agrícolas impulsadas por Guzmán Blanco:

   El 15 de enero  de 1874 el Gobierno del General Antonio Guzmán Blanco promulga un Decreto promoviendo  la “Inmigración”, especialmente de personas aptas para la agricultura, las artes y el  servicio doméstico. Para coordinar todo el proceso se creó la Dirección General de Inmigración (1874) con sede en Caracas y dependiente del Ministerio de Fomento. Con ese contingente humano se fomentaría y organizaría el establecimiento de Colonias agrícolas en la República, lo que conllevaría un beneficio importante para la Nación, como lo fue el desarrollo de tierras con vocación agrícola hasta entonces baldías.

Colonia Guzmán Blanco o Colonia Independencia (Guatopo: 1875)

       Para el 6 de mayo de 1874, el Presidente Guzmán Blanco por órgano del Ministerio de Interior y Justicia, dispuso que se “reconocieran y prepararan” convenientemente las tierras baldías comprendidas entre el meridiano de Ocumare del Tuy a las riberas del río del mismo nombre, y las montañas de la Selva de Guatopo en las vertientes de la  Serranía del Interior. Se nombró una “Comisión Exploradora” para que se trasladara a los lugares indicados y examinara su “clima, suelo, agua, condiciones de salubridad y demás circunstancias”; y se escogieran las más favorables para el asentamiento de unas “quinientas familias” con la dotación de ocho (8) hectáreas para cada una.  Dicha Comisión se traslada hasta la población de Altagracia de Orituco y desde allí pudo informar a la Junta Central de Inmigración, en forma detallada, los resultados de la exploración de los terrenos baldíos fijados en la Resolución aludida. Así nacía el proyectado “Distrito Colonial Guzmán Blanco” como oficialmente se le conoció.                 Fueron seleccionadas  las tierras baldías de la Selva de Guatopo  en su sector limítrofe con las cabeceras (fuentes) del río Orituco, al Norte de la población de Altagracia de Orituco (Guárico). En el transcurso de 1875 se fueron estableciendo colonos italianos, franceses, españoles, polacos y criollos. Se llegó a producir café, azúcar y frutos menores. El nombre de la colonia fue cambiado en 1888 por el de «Independencia» y en 1904 fue incorporada a la jurisdicción del estado Miranda.

Siglo XX

PARQUE NACIONAL GUATOPO (1958)

Voces previas a su creación:

       “La única zona siempre verde que existe al norte de Altagracia (de Orituco) es la montaña de Guatopo. Si fuese posible hallar una fuerza que impida su destrucción, se lograrían salvar valles y montañas, muchos inexplorados”. Así se expresaba en 1951 el renombrado historiador y poeta José Antonio De Armas Chitty, en su obra: Origen y Formación de Algunos Pueblos de Venezuela, testigo presencial de la catástrofe ecológica que venía sufriendo sistemáticamente la Selva de Guatopo; elevando casi una plegaria al cielo, para que apareciera una “fuerza”, una voluntad humana que  detuviera la destrucción de tan hermosa selva tropical,  siempre tan verde.

CREACIÓN:

        Fue creado parque nacional bajo el Decreto No. 122 del 28 de marzo de 1958; (Gaceta Oficial No 25.624 del 31 de Marzo del 1.958), por la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfang Larrazabal. Cronológicamente, fue el tercer Parque Nacional creado en Venezuela, después del Parque Henry Pittier (1937) y el Parque Sierra Nevada de Mérida (1952). Actualmente comprende una superficie de aproximadamente 122.464 hectáreas después se su última ampliación decretada en 1985.

La finalidad de su creación:

        No cabe la menor duda que la finalidad de su creación fue la protección de las cuencas hidrográficas de los ríos Orituco y Tuy, de los cuales depende gran parte del suministro de agua para consumo humano, agrícola, e industrial de extensas regiones de los estados Guárico, Miranda y muy especialmente a toda el área Metropolitana de Caracas. Para finales de la década de los cincuenta, la situación que afrontaba la población de la región Centro Norte del país era sumamente crítica en cuanto al suministro de agua potable. Este déficit en el abastecimiento de agua a la metrópolis, presionaba en grado sumo al Gobierno Interino que había asumido el poder después del derrocamiento de la oprobiosa dictadura del General Marcos Pérez Jiménez posterior a los sucesos del célebre 23 de enero de 1958.

Principales Embalses vinculados a Guatopo, Fuente: Sixto Laya Gimón con base al análisis documental consultado. 

      El Ejecutivo se vio obligado a tomar medidas extraordinarias para solucionar la crisis, y en consecuencia la Junta de Gobierno presidida por el Contralmirante Wolfang Larrazábal promulga el Decreto No. 122 del 28 de marzo de 1958; Gaceta Oficial No 25.624 del 31 de Marzo del 1.958 donde se creaba el Parque Nacional Guatopo en jurisdicción del Estado Miranda. En la misma exposición de motivos del Decreto quedaba  muy claro cuál era realmente el problema de fondo… “Que la notoria escasez de agua que determinan las épocas de sequía en las fuentes de abastecimiento de Caracas y las poblaciones circunvecinas afecta de manera alarmante las necesidades vitales de sus habitantes y el normal funcionamiento de sus actividades industriales”.  Por lo tanto era de…  “urgencia perentoria dictar providencias eficaces que aseguren la preservación y fomento de todos aquellos cursos fluviales que puedan contribuir a la solución de tan grave problema, incrementando el caudal de aguas de dichas fuentes de abastecimiento”.

        El Artículo 1 del Decreto enunciaba  lo siguiente, “Se declara Parque Nacional Guatopo las cuencas hidrográficas de los ríos Lagartijo, Taguaza y Taguacita y sus respectivos tributarios, ubicadas en jurisdicción de los Distritos Paz Castillo y Lander del Estado Miranda”.

      Se delega al Ministerio de Agricultura y Cría, para que por medio de una comisión constituida por Ingenieros, procediera a la mayor brevedad posible a fijar con toda exactitud los limites generales del referido Parque Nacional, de acuerdo con el “divorcio de aguas” de las precitadas cuencas hidrográficas; y por sobre todo materializar sus linderos,  determinando las áreas comprendidas dentro de estos que deberá “adquirir” la Nación, de acuerdo al ordenamiento legal vigente para esos momentos.

Detalle Ubicación Altagracia de Orituco con relación a Guatopo, Fuente: Sixto Laya Gimón con base al análisis documental consultado.

El Orituco:

      El país nacional entra en la contienda electoral del año 1958, y el Partido Acción Democrática postula para candidato presidencial a Don Rómulo Betancourt. En su campaña electoral por el Orituco, Betancourt recogió con mucho interés  los planteamientos de los orituqueños en relación a las implicaciones socio-económicas que tendría el recién decretado Parque Nacional Guatopo, además de escuchar atentamente la solicitud de los pobladores, pidiendo la construcción de una PRESA sobre el curso del río Orituco, a nivel del sector conocido como Guanape (Guanapito) al norte de Altagracia de Orituco; “visité esta población y aquí recogí el secular anhelo de sus habitantes de que se construyese ese embalse de agua” [Betancourt Bello, Rómulo (1968)].

      Efectivamente, Betancourt fue elegido Presidente de la Republica iniciando su periodo constitucional de gobierno el 13 de febrero de 1959.  Para el año siguiente “reforma” el Decreto de Creación del Parque Nacional Guatopo, mediante la promulgación del DECRETO Nº 258 DE 8 DE ABRIL DE 1960 (Gaceta Oficial Nº 26230 de 11 de abril de 1960) donde  se consideraba que el Decreto dictado por la “Junta de Gobierno de la República de Venezuela” bajo el Nº 122 en fecha 31 de marzo de 1958, con el cual se creaba el Parque Nacional de Guatopo “no contemplaba la determinación geográfica exacta“ de las zonas que conforme a los dictámenes técnicos respectivos debían  abarcar dicho Parque Nacional. Las implicaciones que traería a los “particulares” y a la Administración Pública la creación del Parque Nacional de Guatopo requerían la exacta determinación de las zonas comprendidas dentro de dicho Parque; declarándose “Zona Protectora” la extensión comprendida dentro de sus linderos. La Resolución hacía hincapié en NO PERMITIR  en dicha zona ninguna clase de explotación de productos forestales, así como tampoco, talas, desmontes, quemas con fines agropecuarios, urbanizaciones, parcelamientos de tierras y ninguna clase de trabajos que implicasen la destrucción de vegetación.  Para la ejecución de dicho Decreto se encarga al  Ministerio de Agricultura y Cría  y al Instituto Agrario Nacional, para que se procediera a “reubicar fuera de los linderos” del Parque Nacional a todos los campesinos situados dentro de su zona que fuere indispensable trasladar a otro sitio para la mejor conservación de la región.

      La República avanzaba rápidamente en el fortalecimiento de sus  bases democráticas, y para el 16 de enero de 1961, fue aprobada por el entonces Congreso de la República (actual Asamblea Nacional) La Constitución de Venezuela de 1961, con el voto afirmativo de las principales cuatro fuerzas políticas del país para entonces, Acción Democrática, Unión Republicana Democrática, Copei y el Partido Comunista de Venezuela. Entró en vigor el 23 de enero del mismo año en conmemoración del “retorno a la democracia” en Venezuela el 23 de enero de 1958. Teniendo como marco de referencia la recién aprobada Carta Magna, se inició en el Orituco el proceso de “expropiación y  reubicación  fuera de los linderos” del Parque, el cual se llevó a cabo con total apego a  los Derechos Económicos establecidos constitucionalmente, tales como el derecho al trabajo, la libre iniciativa privada, el derecho a la propiedad y a la seguridad jurídica. En esos años florecieron en el Orituco varios “asentamientos campesinos” donde fueron reubicados muchos  de ellos, aparte de la “justa indemnización” que por sus bienhechurías recibieron.  El Gobierno Nacional tomó muy en cuenta las implicaciones socio-económicas que tendría el recién decretado Parque Nacional Guatopo en el ámbito regional, y previendo sus consecuencias, diligentemente puso en marcha todos los estudios de ingeniería necesarios para la construcción de un EMBALSE sobre el curso del río Orituco a nivel del sector Guanapito al Norte de Altagracia. A los treinta  y seis meses de promulgado el Decreto Nº 258 de 8 de abril de 1960, el Gobierno del Presidente Betancourt “puso en servicio” el EMBALSE GUANAPITO en 1963, contando con una capacidad de embalse de 49.040 miles de metros cúbicos, al cual se le anexó un “sistema de riego” extendido a lo largo de su valle medio.

Ubicación geográfica y determinación territorial:

       El Parque Nacional Guatopo, está ubicado entre los límites geopolíticos de los estados Miranda y Guárico, enclavado en una extensa área montañosa de la Serranía del Interior en su tramo central (perteneciente al Sistema montañoso de la  Cordillera de la Costa). Gran parte su “lindero Norte” coincide con la corriente fluvial del río Tuy, el cual después de haber recibido el río Lagartijo por su margen derecha, avanza por la garganta montañosa de Aragüita rumbo al Este, para luego entrar a la depresión tectónica de Barlovento. De este punto, su “lindero Este” toma una dirección Sureste hasta  encontrar  la  Fila Maestra de la Serranía del Interior,  que  representa la línea divisoria de aguas entre las cuencas de los ríos Tuy y Guárico.

      Esta Fila constituye casi todo el “lindero Sur” del Parque, pero hay un sector de la parte norte de la jurisdicción del Municipio José Tadeo Monagas del Estado Guárico, allí en el Piedemonte Llanero de la misma Serranía del Interior, donde se encuentran las cabeceras (fuentes) de los ríos Orituco, Memo y Macaira, afluentes de la cuenca hidrográfica del río Guárico, que también         fue integrado al proyecto inicial del Parque; lo que explica  la disparidad en ese sector  del límite político entre los Estados Miranda/Guárico, con el lindero Sur del Parque Nacional.

Reserva Hidrológica de vital importancia:

       Guatopo es garante del agua de la ciudad capital y de la zona metropolitana debido a los numerosos ríos que nacen en su seno. Esta importante red hidrológica ha sido aprovechada mediante la construcción de embalses que abastecen de agua a Caracas y los Valles del Tuy: ríos Lagartijo (Embalse Lagartijo, 1968); Taguacita (Embalse Taguacita, 1984); río Taguaza (Embalse Taguaza, puesto en servicio bajo la Administración del Presidente Caldera en 1999).

Tabla de Datos Embalses Vinculados a Guatopo, Fuente: Sixto Laya Gimón datos de Comité Venezolano de Grandes Presas (COVENPRE) 

        Todos ellos son afluentes del Tuy, por lo tanto son tributarios de  la cuenca del Mar Caribe. Aunque se encuentran fuera de los actuales linderos del Parque, mencionaremos al embalse Ocumartio (1969); así como también  al futuro embalse sobre el río Cuira, proyecto  que se planificó desde el año 2005, pero solo se iniciaron las obras en 2009 y se concluirá supuestamente el 2012.   Los ríos que tienen sus cabeceras en las inmediaciones del lindero Sur del Parque, pertenecen y drenan sus aguas  a la gran cuenca del Orinoco, de los cuales como arriba mencionamos, el Orituco fue el primero en represarle sus aguas a nivel del sector  Guanapito, con  un doble propósito: abastecimiento de agua a la población después de ser potabilizada  en una Planta de Tratamiento ubicada en un sector elevado de Altagracia y para surtir permanentemente el sistema de riego que se le anexó, quedando extendido a lo largo de su valle medio.

       Quedó pendiente (“engavetado”) el proyecto de construcción del “Embalse del río Macaira” (Coordenadas: 9.92100 N / -66.21426 W), el cual sería levantado sobre su curso a nivel de las inmediaciones  de la población de Turmerino, al noreste de Altagracia, lo que favorecería  el desarrollo socio-económico de toda la subregión del Orituco.

Datos de Superficie y Decretos Sobre Guatopo, Fuente: Sixto laya Gimón datos de Inparques.

Detalle Superficie del Parque Nacional Guatopo para 1985, Fuente: Sixto laya Gimón datos de Inparques.

CONCLUSIONES:

        La población indígena asentada en el territorio de ambas vertientes de la Serranía del Interior en su tramo central, practicaba una agricultura y una caza de subsistencia, lo que no alteró las condiciones ambientales que los rodeaban. La “adaptación al medio” había hecho que nuestros indígenas, miles de años antes de la llegada de los europeos, hubieran alcanzado un delicado equilibrio con su entorno. El inicio del proceso de degradación ambiental en Venezuela puede ser ubicado a partir de la llegada de los europeos a nuestros territorios. Posterior a la Conquista y Colonización de los valles del centro de la Provincia de Venezuela, se van a instalar sistemas de explotación agrícola semi-intensiva con el cacao en primer lugar y con el café y caña de azúcar en épocas posteriores, que van a significar grandes deforestaciones y cambios profundos en nuestros ecosistemas. Al mismo tiempo los europeos introdujeron la ganadería mayor y menor en los Llanos Altos Centrales (“Los Llanos de San Sebastián de los Reyes”, como se les conoció durante la Colonia), hecho que produjo un gran impacto y modificación en los ecosistemas regionales. Finalmente, compartimos la opinión del  historiador Lucas G. Castillo Lara, “El Parque Nacional Guatopo es una extraordinaria iniciativa, que ha conservado para las generaciones futuras ese inmenso reservorio Natural”. 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

Acosta Saignes, Miguel (1954): Estudios de etnología antigua de Venezuela. Caracas, Tipografía Vargas.

Betancourt Bello, Rómulo (1968) La revolución democrática en Venezuela, 1959-1964. Caracas, Imprenta Nacional; 1968, 4 VOLS.

Calzadilla Álvarez, Pedro (1999) El Valle de Orituco, 300 años de Historia. Caracas: Editorial Tierra Firme.

Comité Venezolano de Grandes Presas (COVENPRE): http://www.covenpre.org.ve/index.htm

Compendio Legal Sobre Áreas Protegidas Estrictas de Venezuela;  Centro Internacional de Ecología Tropical; http://www.ivic.ve/Ecologia/CIET

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De Armas Chitty, José Antonio (1951): Origen y formación de algunos pueblos de Venezuela. ; Tipografía Americana.

De Armas Chitty, José Antonio (1982): Historia del Estado Guárico. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la Republica.

Instituto nacional de Parques (Inparques) http://www.inparques.gob.ve/modulos/decretos/pn_0003/ampliacion.pdf

Machado, Adolfo (1961) Apuntaciones para la Historia de Altagracia de Orituco. Madrid, Publicaciones Amexco.

Oviedo y Baños, José de (1992): Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela. Caracas; Biblioteca Ayacucho, Vol. 175. ISBN: 9802762148, 9789802762149 (Escrita en 1705 y Publicada en España en 1723)

Perazzo, Nicolás (1982): Historia de la Inmigración en Venezuela. Caracas, Ediciones del Congreso de la República; Tomos I – II.